“Toca Madera”, su significado profundo
En este pequeño artículo quiero desvelarte el origen y el sentido profundo de esta antigua creencia para que entre todos podamos dejar de verla como una superstición y le devolvamos su significado y su valor, que lo tiene y mucho.
Relacionada con la buena suerte, los buenos presagios y el hecho de alejar el infortunio hoy en día se sigue confiando en esas palabras acompañadas del gesto de tocar algo hecho de madera como si ello tuviera el poder de orientar el destino de las personas. En cierto modo era así. Lo que ocurre es que hoy en día se nombra esa formula sin saber porqué razón y se toca madera muerta, manufacturada, de forma mecánica sin sentimiento alguno y eso, la verdad, no es demasiado coherente. Entonces vayamos a ver que atesora esta popular tradición.
El origen
“Tocar madera” contiene una sabiduría muy pero que muy antigua relacionada con los árboles y el orden natural que los rige, como manifestación y reflejo de las leyes universales.
Las culturas antiguas, por su contacto directo y vivo con la naturaleza, sí poseían ese conocimiento que hoy hemos perdido, sí se alineaban junto al orden natural y sus leyes universales. Sabían que cada ser vivo, planta, árbol, insecto, fuente, piedra, cueva y elemento estaba dotado de alma y honraban esa vida sutil como un hecho normal, profundo y sagrado a la vez. La existencia de lo que llamaríamos “otros reinos paralelos” al nuestro, era una creencia arraigada fruto de la vivencia directa junto a esos reinos. La naturaleza fue considerada pues por los antiguos el hogar armonioso de un sinfín de seres y divinidades hijas e hijos del mismo creador que les había creado a ellos, razón por la cual era sumamente respetada.
Así era el caso de los árboles a los que se consideraba que en cada uno de ellos habitaba un espíritu el cual poseía cualidades mágicas y espirituales. A ciertos árboles y bosques se ofrendaba y reverenciaba para encomendarse a su sabiduría, su fertilidad, su magia y su protección. No nos debe extrañar pues que la buena suerte o el buen vivir, estaban relacionados con el hecho de rendir culto a los espíritus arbóreos e implorar sus bendiciones para las cosechas, para la caza, para las lluvias, para la familia etc..
De igual modo, cualquiera que debiera irrumpir en el bosque por necesidad de abastecerse de madera sabía que eso conllevaba alterar la paz de sus espíritus, lo apropiado entonces era mostrar el debido respeto para no ofender a sus invisibles habitantes, no hacerlo podría acarrear consecuencias indeseadas. Antes de cortar un árbol era necesario acercarse a dicho árbol y tocarlo al mismo tiempo que se le pedía permiso a su espíritu y se le comunicaba lo que se necesitaba de él. Así de sencillo, obrar sin este acto o consentimiento era sinónimo de des-alinearse de ese orden natural y estar sujeto a la mala racha.
Todo en su justa medida
La naturaleza siempre está dispuesta a dar, a servirnos incondicionalmente, pero eso no quita que tomemos de ella con respeto hacia su aspecto vital y espiritual y en su justa medida. Entonces, no es en el acto de decir las palabras «toca Madera » que eso va a hacer que nuestro destino sea positivo apelando a la buena suerte, más bien de lo que se trata es de recuperar el sentido común y alinearnos de nuevo junto al orden natural recobrando la coherencia con la vida, con el entorno y con sus ciclos.
Nosotros como especie, como seres humanos, como parte de la existencia que somos nos debemos a las leyes que rigen el Universo, leyes que nos conviene conocer, respetar y corresponder. Entrando en ese sentir generaremos armonía y equilibrio en nuestro día a día, crearemos nuestra cuota de “buena suerte” y la misma vida regida por eses leyes nos va a traer cosas beneficiosas y favorables.
¡Ah! por cierto, y no te dejes engañar cunado te digan que “toca madera” tiene que ver con la madera de la cruz de Cristo. No tengo nada en contra con la figura de Jesús, más bien al contrario, pero recuerda que hubo, hay y habrá vida más allá de las religiones.