Sintoísmo y Árboles Sagrados kami
Por Xavi Callejo www.conscienciarborea.com
Una pincelada sobre la antigua tradición espiritual japonesa y la sacralidad de sus bosques y árboles.
La visión original religiosa y espiritual de la cultura japonesa, el Sintoísmo, es una forma sofisticada del animismo que afirma la existencia de seres espirituales que se encuentran en la naturaleza o en niveles superiores de existencia. En el Shinto la naturaleza es sagrada. Esta en contacto con la naturaleza es estar cerca de los divinidad, y los objetos naturales son adorados como espíritus sagrados.
En Japón existen cientos de bosques sagrados repartidos por toda la gran isla cuidados y protegidos por monjes sintoístas herederos de una antigua tradición milenaria. En estos santuarios vivientes existen árboles longevos, especialmente sagrados, a los cuales se les considera y venera como Kami. Es raro encontrar un santuario Shinto que no tenga un árbol sagrado, los orígenes de los santuarios comenzaron con los árboles y su naturaleza simbólica puede permear la conciencia humana.
El término Kami no designa a las divinidades como a seres absolutos creadores del mundo y de la vida ya que no marca una diferencia entre el Ser Creador y lo creado. Las dos cosas son Creador y Creación a la vez. Como si se tratara de deidades personificadas al estilo de los dioses menores de la Grecia y Roma antiguas. Así pues, se denomina Kami a cualquier cosa que tenga un poder sobrehumano que pueda influenciar un gran conjunto de cosas.
Los monjes que habitan estos bosques milenarios permanecen en un continuo contacto con sus Kami o árboles sagrados; son pues artífices de prácticas y cultos que perduran vigentes en la actualidad y poseedores de un vasto conocimiento vivo sobre el mundo espiritual de los árboles o llamado también el reino de los Seres Arbóreos. El centro espiritual de la fe de Sintoísta, El Templo de Ise en los bosques de Kumano conduce más de 1.700 ceremonias cada año, incluyendo rituales mensuales, ofrendas y rezos para la paz de la nación y prosperidad, suplicas para la buena cosecha, etcétera.
Desde hace más de 1.300 años, cada 20 años se viene realizando La Ceremonia del Renacimiento, Shikinen Sengu, que consiste en reconstruir con maderas de árboles sagrados todo el Templo de Ise para así transferir la deidad a una vivienda nueva, de modo que la deidad renueva su espíritu y fortalece la vitalidad de la nación. La magnífica ceremonia, sin par en ninguna parte del mundo, ha renovado por generaciones el respeto a lo sagrado, preservando el ciclo de la naturaleza y consolidando el bosque en los corazones del pueblo japonés.