Los Santuarios Arbóreos
Cuando un ser humano dirige su consciencia positivamente en forma de afecto, de gratitud, de elogios etcétera hacia la naturaleza, dignifica su existencia y esta se dinamiza elevando su frecuencia vibratoria. Este efecto lo podemos ver muy claramente junto a los Árboles Maestros (árboles longevos y monumentales) congeniados con el ser humano, estos son árboles que se han nutrido de las “buenas vibraciones” humanas.
Allí dónde hay ese tipo de árboles son lugares que poseen una alta frecuencia vibratoria positiva que podemos percibir como si todo cobrase más presencia, más vida, más brillo. A veces hay personas que lo describen como “un silencio lleno”, otras como “un lugar cargado de magia”, y es que de hecho y de forma inconsciente sabemos que hay algo más, algo más allá de lo que vemos que advertimos como especial.
Estos lugares observamos que nos hacen sentir fuerza, confianza, complicidad y que además tienen la capacidad de elevar la consciencia de sus visitantes, tienen de por sí un poder de transformación. Un Santuario Arbóreo, lo defino como un lugar en donde el ser humano se hermana y consagra a las influencias edificantes y positivas de los genios arbóreos que allí habitan y como efecto colateral también beneficia a otras personas que quizás no son conscientes de la existencia de tales genios.
Si frente a un Árbol Maestro la mayoría de personas sensibles sienten el mismo respeto que si estuvieran delante de un sabio anciano, frente a un Santuario Arbóreo sentirán estar frente a un poder sobrenatural que tiene la capacidad de ampararlos y ayudarles. Atraídos por su fuerte magnetismo e impulsados por su instinto se acercarán maravillados al árbol, lo abrazaran, ojos cerrados, le hablarán y se encontrarán, sin habérselo propuesto, formulando deseos e implorando sus bendiciones.
(Extracto del próximo libro «Los Seres Arbóreos: conexión, comunicación y sanación junto a los Árboles Maestros», de Xavier Callejo Amat)