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Xavi Callejo Amat

Árboles y rostros: cuando lo intangible se hace tangible

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Árboles y rostros: cuando lo intangible se hace tangible

Por Xavi Callejo – www.conscienciarborea.com

¿Has sentido alguna vez una sutil pero conmovedora presencia observando a un árbol que posee rostro?

A menudo observamos en la naturaleza un guiño de complicidad hacia nuestra especie los seres humanos. No es extraño para aquellas persones sensibilizadas con los bosques apercibir en los troncos, en las ramas y en las raíces de los árboles rostros o facciones que apuntan a semblantes humanos, de animales o de genios. ¿quien no ha visto un ojo o una boca en el tronco de un árbol?, o ¿unas piernas?

Ver rostros enteros no es tan frecuente, algunos sólo se pueden observar desde un punto y una distancia concretes o a una determinada hora del día. Otros son tan evidentes que hasta nos preguntamos como es posible que la naturaleza haya sido capaz de desafiarse o burlarse de si misma de esa manera.

En cualquier caso los rostros arbóreos nos conectan con la diversión, el asombro y el misterio, pues le dan carácter a los árboles, y eso es lo que hace que los sintamos más familiares, más próximos. Tal es así por que un rostro claro en un árbol suele ser también una “invitación” a su propio reino espiritual y anímico. Aquí empieza la verdadera aventura.

Si los observamos desde la inocencia y la neutralidad podemos apreciar que detrás de la inmovilidad de estos rostros subyace una movilidad, un susurro, una pulsión que colman ese semblante de vida, de presencia (pre-esencia). Sí, es muy fugaz y nos deja una sensación efímera que no sabemos en donde ubicarla porqué nuestro mental no conoce ni comprende la naturaleza de lo que estamos percibiendo.

Los Espíritus o Seres Arbóreos no son visibles pero están, existen, habitan en el aspecto energético e intangible de la materia, de los árboles, y tienen su “pequeña personalidad” muy en sintonía con su forma y sus características físicas. A menudo ellos se sirven de esas caprichosas formas para hacerse más presentes e informarnos de que están ahí con una sutil vibración que anima «su rostro». Cuando eso ocurre se abre una gran oportunidad par acercarnos a ellos y entregarnos a su energía y a su halo de magia y sabiduría.

Es en estos casos cuando lo intangible deviene tangible.

El influjo saludable de Árboles y Bosques

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El influjo saludable de Árboles y Bosques

Por Xavi Callejo – www.conscienciarborea.com

Hoy en día en nuestra sociedad moderna y urbanita existe un gran déficit de naturaleza. Las ciudades y los espacios que hemos creado nos enferman por qué nos mantienen separados de los entornos naturales.

La naturaleza siempre ha sido nuestro hogar, des de nuestro origen, estamos adaptados a ella y en ella recobramos el pulso vital de la vida. Uno de los entornos naturales que nos permite recuperar este pulso vital de forma muy plausible son los bosques y sus árboles. El contacto con árboles y bosques es beneficioso para nuestra salud física, emocional y psicológica.

En Japón son conocidos los “baños de bosque”, des de hace ya más de 30 años: paseos silenciosos en bosques longevos que conservan su originalidad sin intervención humana. Los efectos terapéuticos de estas practicas son avalados por la ciencia con resultados demostrados sobre el estrés, el bienestar y la salud en general de las personas.

Pero, ¿a qué se debe que árboles y bosques tengan ese poder beneficioso sobre nosotros los seres humanos?

El aspecto físico de los árboles

Aunque no seamos muy conscientes de ello, la vida física de los árboles, su presencia de formas, colores y esencias, poseen un influjo benefactor sobre nosotros los seres humanos. Las formas arbóreas nos sugieren y transfieren siempre las virtudes que ellos mismos “encarnan” como fuerza, poder, solidez, firmeza, protección, paz, belleza, dulzura, flexibilidad, misterio, sabiduría, inmortalidad, eternidad, grandeza, incorruptibilidad, tolerancia, y un largo etcétera.

Los colores del reino vegetal y de los bosques son inigualables e irrepetibles. El color cuando está asociado a la vida produce un impacto en nuestros estados de ánimo. En un bosque en donde predomina el color verde seremos visualmente inducidos al sosiego, a la paz, al factor vida y a la confianza.

Las aromas y esencias que emanan de los bosques tienen una influencia directa en nuestros cuerpos. Árboles y plantas producen unas sustancias volátiles y no volátiles denominadas fitoncidas, cuyo efecto al inhalarlas relaja y activa nuestro sistema inmunitario: Los bosques son una fuente aroma-cromo-terapéutica natural.

El aspecto energético de los árboles

Otro aspecto provechoso de los bosques, responde a lo que comúnmente llamamos “su energía”. Los árboles y todo su reino están en perfecta concordia con el campo vital de la Tierra, ellos extraen la fuerza vital del voltaje asociado a la vida y propagan estos campos vibracionales teniendo un impacto pacificador para el resto de seres vivos. Por pura simpatía equilibran y armonizan a todo ser humano que esté a su alcance.

Aún así, todos tenemos la capacidad de percibir de forma consciente estos campos vibracionales no visibles al contacto físico y directo con los árboles. Existen técnicas expresas para captar esas energías, que se manifiestan en nosotros, una vez absorbidas, en forma de una poderosa calma regeneradora. Los árboles son una fuente energética-terapéutica natural.

El aspecto causal de los árboles

Más allá de estos aspectos físicos y energéticos de los árboles existe un aspecto causal que es origen de profundos efectos beneficiosos sobre nosotros: su naturaleza o estado esencial. El Reino arbóreo reposa y vive en un estado No dual, que es anterior a la mente racional, desconoce por lo tanto el estado de “separación” en el que vivimos los seres humanos y manifiesta la vida en toda su fuerza y magnitud, cómo en un estado de gracia continua. Y aún más, los árboles son fuente de vida y responden al propósito de servir al resto de seres vivos de forma altruista. Nuestras vidas dependen enteramente de ellos y del aire que generan y en su conjunto, cumplen una función paradigmática para nuestra existencia y nuestro despertar.

Un conjunto de árboles, un bosque, forman una gran red de vida inteligente que vela por la vida y la evolución en común. Siendo nosotros, como humanidad, parte de la vida en este planeta podemos afirmar que estamos al amparo de esta red arbórea. Si sabemos observar y reconocer la naturaleza de ese mundo causal arbóreo y ponernos a su merced tendremos una gran oportunidad de recuperar nuestro estado de arraigo a la vida y una nueva posibilidad de ocupar nuestro lugar como cuidadores y guardianes de estos bosques, antaño sagrados:
Los bosques son una gran fuente natural de sabiduría.

Resulta imposible contrarrestar in situ los efectos positivos y restauradores que experimentamos en los bosques ya que todo aquello que son y que propagan sus árboles ejerce un efecto directo sobre el sistema límbico de nuestro cerebro, es decir, el sistema que maneja las respuestas instintivas o automáticas que tiene muy poco, o posiblemente nada, que ver con los pensamientos conscientes o la voluntad.

En un bosque estamos pues expuestos de forma irremediable a las “buenas energías”, a la sanción, a la magia, a la verdad y a la excelencia! Y todo ello repercute en nuestra salud y en nuestro estado de paz interno acercándonos a la propia libertad interior.

Unas cuantas razones para acercarse a los bosque y a los árboles

  • Nos refuerza el sistema inmunológico e incrementa la formación de células anticancerígenas
  • Nos sosiega y hace que desciendan nuestros niveles de estrés
  • Nos sitúa en resonancia con el campo vibracional de la Tierra de forma automática
  • Nos armoniza y nos ayuda a liberar nuestras emociones
  • Nos calma la mente y nos libera del exceso de pensamiento racional
  • Nos infunde paz, seguridad, confianza y aceptación
  • Nos conecta a la vida y nos proyecta hacia la alegría y las ganas de vivir
  • Nos conecta con nuestra sabiduría interior y el poder de decisión
  • Nos conecta con el instinto y a la supervivencia
  • Nos da “tomar tierra”, a ser más estables y ecuánimes
  • Nos lleva a ser más coherentes con nosotros mismos
  • Nos pone en el camino de la toma de responsabilidad con la vida y la protección de la misma
  • Nos lleva a restaurar nuestro vínculo con la naturaleza
  • Nos da valores éticos elevados y nos conecta de nuevo al Bien Común
  • Nos permite percibir la unicidad de la Creación

 

 

 

¿Porqué cuando ves cortar a un árbol sientes desgarrarte por dentro?

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¿Porqué cuando ves cortar un árbol sientes desgarrarte por dentro?

Por Xavi Callejo – www.conscienciarborea.com

A muchas personas nos ocurre que cuando vemos cortar (o cuando vemos que han cortado) a un árbol nos estremecemos y sentimos que algo dentro de nosotros se desgarra tal como si nos estuvieran cortando a nosotros mismos. Tenemos la impresión de que se ha cometido un crimen, queda un espacio vacío físico en el lugar de los hechos y una sensación fuerte de desolación, de alarma y de haber presenciado un atentado contra la vida. Eso nos lleva al llanto quizás, a sentirnos desubicados durante minutos u horas y nos llena de un profundo sentimiento de impotencia y de injusticia. Esto que nos pasa es normal porqué somos personas sensibles y seguramente sensitivas.

A veces de forma inconsciente, y consciente también, establecemos vínculos con los árboles de nuestro entorno cotidiano, de nuestro jardín o de un parque o de algún lugar que frecuentamos, árboles que no nos han dejado indiferentes, árboles a los que nos hemos acercado o árboles cuya simple observación nos alegra el día. Siempre que tenemos un sentir, una emoción o un pensamiento para un árbol o un grupo de ellos debemos saber que todo aquello que emitimos ellos lo reciben, es decir, ellos registran todo lo que acontece a su alrededor y saben de nuestro amor y respeto por la naturaleza y de nuestras apreciaciones y cumplidos. Los árboles son extremadamente seres sensibles e inteligentes. De igual modo los árboles irradian informaciones y contenidos que podemos llegar a percibir más aún cuando hemos establecido estos vínculos.

Los árboles cortados recuerdan cadáveres de una batalla

Ocurre lo siguiente: cuando a estos amigos los van a cortar o los están cortando recibimos de ellos su “señal de alarma” cuya frecuencia se irradia y viaja a través del cuerpo mental de la Tierra o Noosfera (según Pierre Teilhard de Chardin, “la Noosfera es el lugar donde ocurren todos los fenómenos del pensamiento y la inteligencia”). Pero su señal de alarma es más intensa y prolífica de lo que parece a simple vista: ciertamente es la de un ser vivo, un Ser arbóreo, que está sufriendo; aun así en ella se expresa mucho más que un individuo, se expresa toda la inteligencia arbórea aclamando por la perdida que supone para la vida en su conjunto. Un atentado contra un árbol es un atentado contra la vida y la evolución en el planeta. Los árboles son conscientes de ello: si ellos desaparecen difícilmente se podrá dar la vida vegetal, animal y humana tal y como la conocemos. Entonces en esa experiencia recibimos toda esa carga, ese crimen a la globalidad, aún que no seamos consciente de ello, nuestro sentido común advierte de que esa acción no debería de tener lugar y nuestro cuerpo y nuestro sentir reaccionan de forma instintiva y abrupta.

Pero aún hay más: están las memorias que guarda nuestro inconsciente y que están en nuestro cuerpo. Cuando vemos cortar un árbol se suelen activar automáticamente las memorias de nuestras perdidas. Por un lado están las memorias de perdida a nivel personal; nuestros duelos, nuestro abandono o las huellas de aquellas experiencias tempranas que nos hicieron distanciar de nuestra libertad y de nuestro Ser. El dolor guardado que todavía no fue expresado puede reaparecer delante de la tala de los árboles. Y por otro lado están las memorias de perdida a nivel global: la perdida del vínculo entre el Ser Humano y la Madre Naturaleza que ha significado para nuestra especie. Se trata de una memoria ancestral que nos conduce al infortunio que sufrieron nuestros antepasados lejanos: una perdida que no fue deseada sino más bien forzada.

El Culto a los Árboles 

El Culto a los Árboles en nuestras tierras fueron prácticas de gran importancia en el mundo Íbero y Celtíbero, mayoritariamente extendidas por los Pirineos y las zonas más boscosas de la península como nos explica el historiador, antropólogo y folclorista Julio Caro Baroja en el capítulo “Culto a los árboles y mitos y divinidades arbóreas”  de su libro Ritos y mitos equívocosExisten numerosas pruebas de la sacralidad de nuestros bosques. En el siglo III, el Cristianismo se instauró como la religión oficial del Imperio Romano: proclamó la existencia de un dios único revelado por la Biblia y tachó de idolatría y paganismo la adoración de los seres divinizados de la naturaleza. Con ello empezó la persecución de todas las antiguas creencias y tradiciones, en esencia animistas, con la intención de ser erradicarlas. La destrucción y profanación de los lugares y bosques sagrados fueron procedimientos habituales para imponer la nueva religión. En el Concilio de Toledo del año 661 se anunció la persecución y castigo de …“los adoradores de los ídolos, los que veneran piedras, encienden antorchas y dan culto a árboles y fuentes”.

San Bonifacio cortando el roble Sagrado de los Druidas, (Cristiandad y Civilización)

En centro Europa Carlomagno fundador del Imperio Franco sometió a los pueblos Sajones y mandó talara su roble sagrado de los Druidas. Con iguales métodos actuó el evangelizador San Bonifacio. Con los siglos miles de personas fueron quemadas en la hoguera por no renunciar a sus tradiciones o por el simple hecho de poseer conocimientos sobre las plantas y sobre sus usos. Estos episodios trágicos significaron pues el inicio de la perdida de ese vínculo ancestral de nuestras sociedades con la Naturaleza que a día de hoy aún nos pesa y daña siendo parte en gran medida de lo que podemos llamar nuestra desconexión o desarraigo.

Promover la desconexión de nuestro vínculo con la naturaleza sigue en vigor actualmente (Fotograma de la película Avatar)

Resumiendo: cuando vemos cortar a un árbol percibimos ese dolor, el atentado a la vida global, entonces nos ponemos en alerta, nos indignamos, nos afligimos y de forma involuntaria nos llenamos del dolor del «recuerdo» de las perdidas que sigue albergando nuestro cuerpo como individuos, como sociedad y como especie.

Mi consejo es que delante de estas acciones no juzgues a las personas que lo hacen ni a sus jefes, ni a los políticos que lo permiten, más bien aprovecha esta oportunidad para sanar estas huellas y para tomar consciencia de tu potencial para re-vincularte a la Madre Naturaleza. Con ello serás una gran herramienta para concienciar y proteger a nuestros hermanos los árboles.

Sensaciones y sentimientos contradichos difíciles de describir ante semejantes atentados

conexión con los árboles Maestros

País de Irás y no Volverás

1024 591 Consciencia Arbórea

conexión con los árboles Maestros

País de Irás y no Volverás

Por Xavi Callejo – www.conscienciarborea.com

¿Conoces el País de Irás y no Volverás? Es muy posible que sí, puede que hayas oído hablar de él, o que te suene de alguna leyenda, o puede que incluso lo hayas percibido alguna vez sin darte cuenta de ello. ¡Pero ojo! esta lejana tierra no es lo que te imaginas…dejemos ya la inmadurez, dejemos las ensoñaciones fantasiosas y adentrémonos con honestidad a conocer y reconocer las otras realidades que nos rodean.

El País de Irás y no Volverás existe, existe más allá de nuestras creencias, más allá de nuestra personalidad, más allá de nuestras fantasías… existe en una realidad aparte, no ordinaria, en un lugar al que podríamos llamar: “otra dimensión”. Yo estuve una vez en ese mágico lugar y ya nunca más volví, por eso es que quiero compartirlo contigo. Deja que te cuente mi experiencia.

Siempre he sido una persona muy curiosa y muy abierta de mente; en aquellos tiempos andaba buscando algo que sentía habíamos perdido en el camino: nuestras raíces, nuestras tradiciones, nuestro vínculo ancestral con la naturaleza…Quería conocer qué era exactamente lo que nuestros antepasados veían y honraban en la naturaleza.

De forma inocente, pero no fortuita, un día me acerqué a una monumental encina centenaria, al contemplarla un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Subí a sus anchas ramas y guardé una actitud abierta y receptiva. Con los ojos cerrados pronuncié unas palabras a modo de invocación, una formula que había leído en un libro. Cuando los abrí, seguía viendo la misma corteza pero advertí asombrado que estaba dotada de vida, de sentir, como si una sutil fuerza palpitara en su interior. Luego ese palpitar se transformó en la llamada de un Ser a abrazarle. Fue un deseo irresistible y magnético de unirme a él. Entonces abracé esa enorme rama, la encina, y repentinamente me invadió un sentimiento difícil de describir, sentí como estar en casa de nuevo: un hondo reencuentro. Mi corazón se fundió en un mar de alegría y correspondencia, igual que si me abrazara a un amigo del alma.

La encina, el ser que la habitaba, me transmitió elogios por mi forma de respetar y amar la naturaleza. Aunque sus palabras fueron expresadas por mis propias emociones, ni se me ocurrió juzgar ni dudar de si lo que me estaba sucediendo era o podía ser cierto. Tocaba tan profundamente mi corazón y mi cuerpo, de un modo tan esencial, que mi mente no pudo más que silenciarse. Enloquecí de excitación, quería gritar a los cuatro vientos: “¡El Reino Mágico existe!, ¡Estoy hablando con un árbol!»

Poco a poco y sin darme cuenta me encontré sumido en un halo de dulzura y armonía del que seguro nadie quisiera desprenderse nunca. Al levantar la mirada observé que ese estado que me acaparaba reinaba en cualquier rincón, se extendía por todo el bosque. Todo permanecía inmerso en una sinfonía llena de armonía en dónde el tiempo parecía haberse detenido: ningún árbol, planta o ser era más bello o mejor que otro. El conjunto poseía, aún siendo imperfecto a nuestros cánones, una prístina belleza que otorgaba asimismo perfección, inteligencia, bondad y poesía. Toda la naturaleza gozaba y danzaba al son de la plenitud y la inocencia permaneciendo cada elemento en el momento y el lugar adecuado.

Después de estar un largo rato inmerso en esa sinfonía advertí que había empezado a oscurecer, era el momento de retirarme. Colmado de agradecimiento y con mucha prudencia me despedí de la encina. No quería romper la magia ni la sinfonía y para ese fin traté de no hacer ningún ruido, ningún un gesto de más, dejaba atrás lo que para mi ya era un santuario natural.

De vuelta a casa me invadía un profundo y pacífico sentir y una gran fuerza interior. Me sentía transformado. Tenía la mente inusualmente lúcida y una gran comprensión de todo lo ocurrido. Había conectado con una realidad aparte, más sutil, y asimismo esa otra realidad era igual de real o incluso más real que la ordinaria. Una realidad de carácter “inteligente en si misma” y significativamente más vivaz y esencial. Dicho en otras palabras: había sido el protagonista de mi propia leyenda, de mi propio viaje al País de Irás y No volverás. 

Y efectivamente así es: llegué a una nueva comprensión de la realidad de la que ya nunca he podido regresar. Ese día sentí por primera vez a un Ser Arbóreo (el espíritu de un árbol), me fundí con ese aspecto energético y espiritual de la encina y morí simbólicamente a la concepción de la realidad ordinaria física y tangible para entrar en la percepción de un reino más sutil, una dimensión energética y espiritual de la Naturaleza. Morí simbólicamente para renacer a un nuevo paradigma.

Mi búsqueda no había sido en vano, con la vivencia pude comprender que nuestras antiguas tradiciones paganas fueron las portadoras de una verdadera sabiduría ancestral: el conocimiento de El Mundo de los Seres Elementales de la Naturaleza y su aspecto sagrado. El legado folklórico y mitológico de cuentos y leyendas sobre seres sobrenaturales, con su lenguaje alegórico, cobran de repente sentido real si uno sabe ver sus matices. Hadas, Duendes, Gnomos, Elfos, Dríades, Ninfas, Devas, Sirenas, Genios, Dragones y un largo etcétera, no son seres creados por la pura fantasía humana, ni tampoco seres físicos de carne y hueso, sino más bien son el alma que habita en la naturaleza, propia de árboles, bosques, fuentes, pozas, mares, lagos, cuevas, montañas y otros lugares.

 Deseo que algún día te atrevas a romper tus creencias, expandas tu percepción, salgas de viaje y encuentres el País de Irás y no Volverás.

Autor: Xavi Callejo / Consciencia Arbórea
sVideo del Proyecto Consciencia Arbórea, restaura tu vínculo con la Naturaleza

Proyecto Consciencia Arbórea – Restaurar el vínculo con la Naturaleza, de Xavi Callejo Amat

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Proyecto Consciencia Arbórea – Restaurar el vínculo con la Naturaleza, de Xavi Callejo Amat

Consciencia Arbórea es un proyecto que integra el modo de ver, sentir y entender el Reino Arbóreo, una visión que actualiza el paradigma sobre la vida y la manifestación de los árboles. El objetivo principal es restaurar el profundo vínculo que existe entre el Ser Humano y la Naturaleza a nivel emocional y espiritual a través de los Árboles Maestros. Con ello recuperamos la sabiduría de nuestras tradiciones espirituales originales más antiguas: el Culto a los Árboles, por ejemplo.

CONECTAR Y COMUNICARSE CON LA NATURALEZA
Todos tenemos la capacidad innata de comunicar con la naturaleza, no es algo que le sucede a unos pocos, es un potencial que está latente en ti, de hecho es un fenómeno humano y natural pero que acontece en el corazón, más allá del intelecto. Seguramente esa capacidad no la has desarrollado por qué no eres consciente de ella. Pero recuerda, cuando eras niño o niña, como te comunicabas con el entorno, era una comunicación emocional e instintiva y no solo con el resto de personas, tu percepción era más viva, más sentida. Conectar y comunicarse con la Naturaleza no es ni fácil ni difícil, no está lejos ni de ti ni de nadie, es de hecho algo humano y natural. En Consciencia Arbórea encontrarás las pautas necesarias y las actividades que precisas para que puedas tener tu propia vivencia! para ello organizamos encuentros y cursos en espacios naturales escogidos, bajo una metodología que te va a permitir caminar junto a tu sensibilidad y conectar rápidamente con tu sabiduría interior.

EL REINO ARBÓREO
Los árboles son más que seres físicos, representan y “encarnan” los atributos de una consciencia plural, la Consciencia Arbórea, que existe como una gran red de inteligencia o campo de información que vela por la vida y la evolución común en el planeta. El Reino Arbóreo es fuente de vida y responde al propósito de servir al resto de seres vivos de forma altruista. Nuestras vidas dependen enteramente de él y del aire que genera, y en su conjunto cumple una función paradigmática para nuestra existencia y nuestro despertar. En su propia vida y en su naturaleza está su mensaje, un mensaje simple y poderoso, un mensaje de Amor incondicional y Vida. ¿Estamos preparados para corresponder a tan elevada forma de ser y existir?

EL CULTO A LOS ÁRBOLES
El Culto a los Árboles en nuestras tierras fueron prácticas de gran importancia en el mundo Íbero y Celtíbero, mayoritariamente extendidas por los Pirineos y las zonas más boscosas de la península historiador. Nuestros antepasados y ancestros veneraron a los Árboles Maestros, los llamados Árboles Sagrados, se reunían bajo sus copas para tomar decisiones, para hacer juramentos y para impartir justicia. Ellos conocieron su sabiduría y recibieron sus enseñanzas.
Recuperar el vínculo con los árboles Maestros significa entrar en la memoria de un saber ancestral que nos pertenece.

¿Quieres descubrir tu capacidad para conectar y comunicarte con los Árboles y con la Naturaleza?
CONSCIENCIA ARBÓREA ES UNA HERRAMIENTA ANCESTRAL DE LA NATURALEZA A TU ALCANCE

 

 

 

 

Enarbolar grandes árboles para la vida

«EnArbolar, Grandes Árboles para la vida»

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Las Palmas de Gran Canaria acoge la exposición itinerante “EnArbolar, Grandes Árboles para la Vida”

El Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria mantendrá hasta finales de mayo la exposición “EnArbolar, Grandes Árboles para la Vida” de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. febrero 2016.

Se trata de una muestra de ciencia, cultura y medio ambiente dedicada al patrimonio arbóreo español. En ella se resalta el valor de los árboles monumentales de Canarias como un importante recurso natural, ecoturístico y educativo aún por desarrollar.

La exhibición ha recorrido en los últimos dos años 19 capitales españolas y recibidocerca de 50.000 visitas.

EnArbolar: Grandes Árboles para la Vida (BIGTREES4LIFE) es una muestra de ciencia, cultura, medio ambiente y arte dedicada al patrimonio arbóreo español. La exposición permite realizar un viaje virtual por los árboles y bosques maduros más destacados de Canarias a través de diferentes paneles y audiovisuales. Una arboleda de módulos expositivos, donde no falta el sonido de las aves forestales, ayuda al espectador a reconocer y apreciar la importancia de este patrimonio natural como refugio de flora y fauna en peligro.

EnArbolar cuenta con la participación del dibujante Paco Roca, Premio Nacional de Cómic 2008 y con la colaboración de premiados fotógrafos de naturaleza como Jorge Sierra, Juan Carlos Muñoz, José Díaz y Jonathan Díaz Marbá. Además, la muestra está enriquecida con la obra del acuarelista Fernando Fueyo. En la serie “El sueño de los árboles” el famoso artista presenta una galería de los grandes árboles monumentales españoles a los que ha retratado “in situ” a lo largo de un año de viaje y trabajo.

La muestra podrá visitarse en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología hasta el próximo 30 de mayo, en horario de martes a domingo de 10:00h a 20:00h.

Árboles que son monumentos naturales

“EnArbolar, Grandes Árboles para la Vida” (BIGTREES4LIFE) es un proyecto LIFE+ de información y comunicación de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, cofinanciado por la Unión Europea y el Departamento de Árboles Monumentales de IMELSA de la Diputación de Valencia, que persigue mejorar la conservación de este tipo de árboles singulares y los bosques maduros de la Red Natura 2000.

Una red europea de espacios naturales de alto valor ecológico que en Canarias protege 532.387 hectáreas, un 46,8 % de la superficie terrestre regional.  Árboles como los pinos centenarios de Gáldar, el Patriarca del Teide, el Garoé de El Hierro o la laurisilva de Garajonay forman parte de este selecto patrimonio forestal canario.

El objetivo final de BIGTREES4LIFE es elevar el grado de concienciación de la sociedad con respecto a la importancia de este tipo de árboles y bosques maduros como reductos de biodiversidad, testigos del cambio climático, generadores de paisaje, dinamizadores de las economías rurales y herramientas de educación medioambiental.
Fuente: Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

Entrevista a Xavi Callejo sobre los Árboles Maestros, Conciencia Arbórea

Los Seres Arbóreos son Entes espirituales y energéticos

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Xavi Callejo - Arboles Maestros

Los Seres Arbóreos son Entes espirituales y energéticos

Entrevista de Cristina Jané de Portal Holístico a Xavier Callejo de Consciencia Arbórea. 

Paso un rato en compañía de Xavier Callejo, miembro del Consejo del Bosque y natural comunicador con árboles, 22 de mayo de 2016

Por un agradable secreto del universo conozco a Xavier Callejo, miembro del Consejo del Bosque. Saber de primera mano como habla con los árboles, los abraza y escucha, me transporta a un mundo mágico, poblado de seres animados, misteriosos y fantásticos, que vuelven a cobrar vida para mi después de muchos años.

Xavier, un buscador incesante de todos los mensajes y Entes que se esconden en nuestras tradiciones más perdidas, me explica pausadamente y con sencillez cómo es su relación con los árboles y con este nuevo mundo que él tiene la suerte de haber reencontrado en la naturaleza. Y siento el profundo amoroso respeto que manifiesta hacia los Seres Arbóreos y hacia todos los miembros del Consejo del Bosque.

En la actualidad Xavier Callejo organiza talleres con el objetivo de acompañara a las personas a reconectar con los árboles y la naturaleza, y es creador del web www.conscienciarborea.com. Aquí os dejo nuestra charla. Ojalá os transporte a la infancia, a las mismas sensaciones de libertad y misticismo que todos sentíamos en el bosque.

¿cómo empiezó tu aproximación a la naturaleza?

Mi despertar, por así decirlo, empezó con un viaje a Alemania, donde conocí a un maestro oriental. Él me empujó a abrazar mi propia tradición antes de abrazar cualquier otra tradición espiritual. “Si quieres ser un monje Chaolin, te costará mucho más que a una persona que ha nacido junto al templo. Si quieres abrazar un conocimiento, antes de nada arráigate a tu tradición”- me decía. Para mí fue un antes y un después.

¿Primero tu tradición? ¿Quieres decir la que conoces?

Sí. Él lo explicaba en el sentido que desde pequeños, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones resuenan con la cultura a la que pertenecemos. Las tradiciones folclóricas, el lenguaje, las comidas, los mitos, las leyendas, los símbolos y los arquetipos son cosas que llevamos grabados en nuestro ADN. Estas memorias nos vinculan a nuestra tradición ancestral y aunque no somos conscientes de ellas, son nuestra base para arraigarnos.

Tiene mucho sentido…

Sí. El maestro le daba un sentido profundo. Decía que un vez nos habíamos arraigado en nuestra tradición, después podíamos abrazar cualquier otra, pero nunca al revés. Primero es conveniente activar la información que llevamos, que somos, como herederos de un linaje antiguo. Es lo que diríamos “hacer o tener unas buenas raíces”.

La verdad es que a menudo buscamos lejos de nosotros

Sí. Aquí buscamos y abrazamos con facilidad todo lo que viene de fuera porque estamos huérfanos de tradición espiritual. No tenemos chamanes íberos o celtíberos, por así decirlo. No tenemos a nadie que nos haya traído el conocimiento y la sabiduría espiritual de esta tierra hasta nuestros días. Lo hemos perdido por el camino. Pero no significa que este conocimiento no exista o que no se pueda recuperar.

Creemos que no tenemos raíces “espirituales” de tradición

Sí, exacto. Pensamos que es mejor y más potente todo lo que nos viene de fuera y esto nos resta poder. Perdemos una gran oportunidad para desplegar todo el potencial de aquello que somos.

¿Y en qué momento perdimos esta tradición?

Con la cristianización. Antiguamente en Europa existió un sustrato de conocimiento que se hermanaba con la naturaleza, en una concepción sacra y un vínculo muy especial con ella. Esta sería nuestra base y nuestro origen. Muchas de las antiguas tradiciones del culto a la naturaleza y a la Madre Tierra han sido absorbidas y sincretizadas. Algunas han sobrevivido, pero ahora las encontramos diluidas y desacralizadas.

¿Como las fiestas paganas?

Exacto. Son tradiciones muy arraigadas y muy antiguas, que tienen su origen en la celebración de los ciclos de la tierra y en honrar al mundo espiritual que habita en la naturaleza, entre otros…

Y las fábulas, leyendas y mitos ¿demostrarían que antiguamente las personas conectaban con la natura como estás haciendo tú ahora?

En parte sí. Lo que pasa es que no podemos verlo con la mentalidad de hoy en día. Hace 1000 o 2000 años se expresaban de otro modo y vivían dentro de otro paradigma. La manera que usaban para transmitir estos conocimientos era a través de un lenguaje alegórico o simbólico.

¿Y como fue tu experiencia de reencuentro con la naturaleza?

Seguí los consejos del maestro y busqué en mis raíces. Pensé que si nuestras leyendas y mitos hablaban de un reino de seres y divinidades de la naturaleza, este reino lo podría encontrar en la misma naturaleza, no se podía haber perdido. Entonces me dije: “si esto ha existido, tiene que estar aquí todavía, ¡yo quiero conocerlo”! Y así fue. Poco a poco empecé a tener experiencias donde se me presentaba este mundo más sutil. La primera fue con el mar.

¿El mar?

Sí. En el mar tuve una primera experiencia en que me sentí unificado con todos los elementos de aquel espacio, de la playa… Y en este estado de percepción surgió una comunicación con el alma del lugar. Fue el detonante para comprender, a un nivel profundo, que todo está animado.

¿Y el reencuentro con los árboles?

Después de esta experiencia en el mar, visité una encina, un árbol centenario que conocía, pero que no había visto nunca a través de estos nuevos ojos. Y sucedió la magia otra vez. Fue una experiencia maravillosa, formidable… Tuve una sensación muy intensa de reencuentro y de sentir que “estaba en casa de nuevo”. Después entendí que había conectado ¡con el ser arbóreo!

¿Un ser arbóreo?

Sí! Los Seres Arbóreos son entidades espirituales y energéticas que habitan y animan los árboles. Son poderosos y atesoran gran sabiduría. Los griegos los denominaban “Dríades” y los Celtas “Númens”.

Uuaaauuu… y la mente ¿qué te decía?

Bueno, en estas circunstancias la mente analítica no pudo decir nada. Comprender qué es un Ser Arbóreo desde la mente es muy difícil, es algo que se tiene que vivir, se tiene que sentir. “¿Puede ser? ¿no puede ser?”¿Qué autoridad tiene el intelecto para decir lo que es verdadero para ti y lo que no lo es? Cuando se está vibrando desde el dedo meñique del pie hasta el último cabello en una experiencia real con este reino, no tienes dudas sino confirmaciones, o sea, una nueva toma de conciencia.

Me imagino que debe de ser difícil de explicar, ¿no?

Sí, es difícil ponerle palabras, pero piensa que todos hemos tenido pequeñas experiencias con el mundo intangible, de las que no hemos sido conscientes porque no se nos ha permitido ir de la mano de la sensibilidad. Pocas familias dan valor, confianza y apoyan a los niños cuando perciben otras realidades. En los talleres siempre me encuentro con personas que explican que de niños, tenían amigos invisibles y que los padres les decían que ¡eran tonterías! ¡Esto es terrible!

Nos cuesta entenderlo si no lo vivimos…

Para entender todo lo que es el Reino Arbóreo hace falta un cambio de paradigma. Según mi visión, un árbol, un bosque, es un fenómeno mucho más grande de lo que percibimos a simple vista. En el planeta tierra, los árboles son la manifestación de una conciencia que forma una gran red de inteligencia. Esta conciencia arbórea, actúa como origen de aquello que conocemos como árboles. Un árbol forma parte de una gran conciencia, que toma forma vegetal aquí entre nosotros.

Es muy mágico todo lo que cuentas…

Y fascinante porque nos abre ¡muchas posibilidades! Nos abre un mundo mucho más vivo, diferente… Un mundo que no es inanimado ni neutro, tal como postula la ciencia mecanicista. Un mundo animado que tiene un gran propósito de evolución en común y muchas cosas para mostrarnos. Comprender qué es un Ser Arbóreo desde la mente es muy difícil, es algo que se tiene que vivir, se tiene que sentir

Se me pone la piel de gallina…

Con los árboles pasa una cosa muy especial. Cuando te  acercas con respeto y con el corazón abierto, te muestran aspectos de ti mismo. Puedes sentir cosas que están dentro de ti y que quizás no le has hecho mucho caso. A través de ellos puedes ahondar en ti mismo, aceptarte y crecer.

¡Qué bonito sentir que un árbol te reconoce!

En mis primeros encuentros con la encina, sentía más fuerte mi amor por la naturaleza. Era cómo si el árbol me enseñara mis valores más puros y de alguna manera se hicieran más evidentes, cosa que me permitía abrazarlos plenamente. La Encina me “inició”, por así decirlo, y me sigue acompañando y mostrándome mis sentimientos más profundos. Es mi árbol totémico, tal como tenían también los antiguos. Al lado de la Encina he reencontrado mis raíces.

¿Y cómo superas la vergüenza o el miedo a explicar a los demás que conectas con los árboles?

Bueno, hay cosas que sólo puedes compartir con quienes sabes que puedes hacerlo. Es una lección que ya tenía aprendida. Sabía que el tiempo hablaría por sí solo y así ha sido. Hace ya cuatro años que imparto talleres y cursos y eso va a más, hay más apertura y también una necesidad profunda de muchas personas en recuperar y restaurar su vínculo con la Naturaleza.

¿Debes ser una persona especial para conectar con un árbol?

Todos tenemos el potencial de conectar y comunicar con el mundo sutil de la naturaleza porque forma parte de nuestra condición, de nuestras memorias y tradiciones. Los antepasados ya conectaban con los árboles, ¿porque no podríamos hacerlo nosotros? Toda esta información y sabiduría ha quedado relegada en nuestro inconsciente, simplemente no está activada.

O sea, que todo el mundo puede conectar con un árbol

Todo el mundo. Lo que nos impide conectar es esta parte de creencias, dogmas y prejuicios… Esto es lo que hace que estemos separados de este potencial. La comunicación con la naturaleza se hace desde el corazón. Todo el mundo siente, es una comunicación intuitiva e instintiva: el sexto sentido.Comunicación-Arboles-6

Pero somos demasiado analíticos…

Sí, llevamos muy bien incrustadas ciertas creencias y además nuestra sociedad promueve el pensamiento analítico en detrimento de la sensibilidad y los instintos. La naturaleza está animada. Esto es una realidad, no una creencia.

La persona que viene a tus talleres, ¿percibe todo esto?

¡Sí! ¡Me llevo muchas sorpresas! La persona que se interesa por el “trabajo” en relación a los árboles y a la naturaleza, viene con la mente abierta, viene dispuesta y encuentra un espacio, unos escenarios y unas fórmulas que facilitan la vivencia. Trabajamos siempre con árboles monumentales y centenarios, los que yo llamo “Los Árboles Maestros”.

¿En qué consiste la técnica consiste?

De hecho no hay técnica, pero sí que conviene una actitud determinada. Tienes que sentir y fluir, vivir el aquí y el ahora y dejar la mente analítica de lado. Es importante tratar a los árboles por lo que son: algo más que organismos vivos. Son seres vivos, sensibles e inteligentes, por lo tanto requieren una buena dosis de respeto y cautela.

Y la comunicación, ¿como se siente?

“Hablar con los árboles” quiere decir que entre un ser humano y un Ser Arbóreo se produce una conexión e inevitablemente una comunicación (un trasvase de información). Ahora bien, no se trata de una comunicación tal como lo entendemos entre personas, sino que es una comunicación de Ser a Ser, de conciencia a conciencia, a través del corazón y más allá del pensamiento.

¿Qué mensajes podemos recibir de un árbol?

Los mensajes arbóreos son contenidos muy potentes que estallan dentro de uno mismo y te conectan a la vida de una forma trascendente. Todos ellos traen siempre el sello del bien común con un propósito a favor de la vida, de la excelencia. Los árboles son seres que han logrado la frecuencia o el estado del Amor Puro.

¿Y podemos llegar a sanar “trabajando” con árboles?

En muchas ocasiones el trabajo con Árboles Maestros nos conduce a una profunda sanación emocional. Estados de ánimo, preocupaciones, traumas… Por ejemplo, alguna persona ha vuelto al útero materno, sin esperárselo, justo allí en dónde se rompió el vínculo con su madre y  esa experiencia le ha dado una nueva comprensión del origen de su problemática.

¿Los árboles te pueden llevar hasta estas memorias?

Sí, claro. Ellos te llevan hasta ese dolor emocional y sucede de forma espontánea y natural a la vez, acompañado de una energía amorosa de aceptación. No hay tensión, ni culpas, ni obligaciones y se abre un espacio de comprensión y una nueva oportunidad de tomar responsabilidades con la vida de un mismo. La vida arbórea entiende que si quieres avanzar, (crecer, evolucionar) necesitas sanarlo y esto además favorece al bien común.

¿Qué pasa dentro de una persona que vive una transformación con los árboles?

Cuando una persona tiene una vivencia fuerte al lado de los árboles, queda impregnada de una energía potente de conexión a la vida, una sensación de renovación. Es como un baño de dulzura que puede durar días o semanas. También se siente muy agradecida y llena de respeto porque lo recibe como un regalo.

Y un vez lo vives, ¿es más fácil revivirlo?

¡Por supuesto! Un vez tienes una experiencia de este tipo, ya no hay marcha atrás, se produce un “clic” dentro de ti. Has sentido la magia y la sabrás reconocer aunque sea en otro espacio o con otro Reino. El paraíso no es un lugar concreto; toda la tierra es un paraíso. Se trata más bien de un estado de percepción y de conexión con la vida.

¿Te gustaría añadir algo?

Sí, siempre tenemos que dejar la puerta abierta, sobre todo con los niños. Ellos ya la tienen porque todavía no disponen de creencias ni dogmas y perciben la vida tal como es. Ellos sienten que los árboles están vivos. Tenemos que volver a ser niños, necesitamos conectar con la Naturaleza de una forma emocional y espiritual porque esto nos permitirá ser embajadores y custodios de nuestra Tierra y estar a la altura de los demás Reinos, para seguir evolucionando conjuntamente.

Muchas gracias Xavier por este fantástico rato. Gracias también a los seres arbóreos y a todo el Consejo del Bosque. No sabes la ilusión que me hace saber que de niña, ¡no estaba equivocada! Personalmente seguiré hablando de hadas, elfos… y personajes mágicos. ¡No lo dudes!

¡Gracias por estar!

Cristina JanéPortal Holístico

 

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Las diminutas flores blancas de Udumbara se suspenden sobre los delicados tallos

Flor que florece cada 3.000 años aparece en todo el mundo

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Flor que florece cada 3.000 años aparece en todo el mundo

Las diminutas flores blancas de Udumbara se suspenden sobre los delicados tallos los cuales son más finos que un cabello humano . Foto: Edward Dai/La Gran Época
La flor udumbara se dice en una leyenda budista, que florece solo una vez cada 3.000 años, la última vez fue antes del nacimiento de Buda. Vista otra vez a través del mundo en los últimos 20 años o más, algunos dicen que puede pregonar la venida de un gran sabio o ser iluminado.

Esta muy pequeña y fragante flor se despliega sobre un delgado tallo y es sorprendentemente resistente. Gente que encontró la Udumbara en años recientes reportó tenerla por largos periodos de tiempo sin pudrirse ni marchitarse, e incluso la han visto levantarse después de haber sido aplastada.

Fue vista por primera vez en una estatua de Buda en un templo de Corea del Sur en 1997. En 2010, un medio dirigido por el régimen chino sorpresivamente reportó avistamientos de la flor, llamándolo celestial. Esto nos sorprende porque el régimen es oficialmente ateo y no sugeriría que un gobernante espiritual llegaría a la Tierra. Todos los artículos fueron removidos de los medios del Estado después de ser publicados, pero no antes de difundirse a través de las redes chinas de Internet.

Flores de udumbara sobre una aguja de pino, fotografiadas por un microscopio Foto: Dr. Li, de Malasia.

Flores de udumbara sobre una aguja de pino, fotografiadas por un microscopio Foto: Dr. Li, de Malasia.

Desde entonces, el régimen ha dicho que la udumbara es un huevo de insecto, el huevo de una crisopa verde. Aunque los huevos de  crisopa y la udumbara son similares en apariencia, los huevos se han visto marchitarse y morir poco después de la eclosión, mientras que las flores son fragantes y perdurables. Udumbara es una palabra de la antigua lengua de la India, Sánscrito, significa “una flor auspiciosa del Cielo”.

De acuerdo con una leyenda budista, su aparición pregona la llegada del Santo Rey que Gira la Rueda, rectificando el Fa (Ley celestial) en el mundo. Se dice que este Rey acepta a cualquiera de cualquier afiliación religiosa, ofreciendo salvación para todos a través de la compasión.

El Volumen 8 de las escrituras budistas “Profecías Huilin e Interpretación” establece que: “La flor de Udumbara es el producto de un fenómeno propicio y sobrenatural; es una flor celestial y no existe en el mundo mundano. Si un Rulai (título de un ser iluminado) o el Rey de la Rueda Dorada aparece en el mundo humano, esta flor aparecerá debido a su grandiosa virtud y bendiciones”.

Flores de udumbara crecen en hojas de una planta. Foto: La Gran Época

Flores de udumbara crecen en hojas de una planta. Foto: La Gran Época

Fuente: La Gran Época

La Cultura Hebrea y los Árboles

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La Cultura Hebrea y los Árboles

Por Francesc Sanchez

Si hoy observamos el territorio palestino, podemos ver un paisaje árido y desértico, donde parecería que la presencia vegetal no habría sido nunca numerosa. Pero estaríamos sumamente equivocados. En tiempos pasados, según relatan diversas crónicas, el territorio conocido como Canaán o Palestina disponía de una masa forestal y vegetal muy rica y abundante. De hecho, el mismo libro bíblico del Éxodo nos explica que Yahvéh había prometido al pueblo hebreo vivir en un país de una enorme riqueza agraria, “donde rezuma leche y miel”, es decir, una especie de Edén o Paraíso terrenal.

Último ejemplar del Encinar de Mamré

Último ejemplar del Encinar de Mamré

El perpetuo estado de guerra que ha vivido la región del Próximo Oriente, la sobreexplotación humana y diversas catástrofes naturales han configurado finalmente el actual paisaje. Pero la convivencia durante siglos del pueblo hebreo al país cuando aún poseía mucha riqueza forestal impregnó también algunos detalles de sus creencias, ni que fuese metafóricamente.

Es importante señalar que cuando los hebreos llegaron a la “Tierra Prometida” alrededor del siglo XIII aC (según nos explica la misma Biblia) ya existían diversos pueblos que habitaban el territorio, llamados genéricamente los “cananeos”, y que poseían una serie de creencias religiosas basadas en las fuerzas de la naturaleza y también en los árboles.

Estos cultos naturalistas fueron detestados por los israelitas, y este rechazo hacia los “bosques sagrados” fue transmitido posteriormente a la religión cristiana, aunque no pudieron evitar que algunos árboles adquiriesen una importancia primordial en algunos pasajes de la historia hebrea, remarcados con una intencionalidad religiosa evidente, salvadora, justiciera o moralizadora.

Según nos explica el libro primero de la Biblia, el Génesis, la conocida Arca de Noé, con que este patriarca y su familia se salvaron del Diluvio Universal, estaba construida con madera de árbol de gófer, por sus características de una alta concentración de resina, y que los estudiosos han querido identificar con los cipreses, muy abundantes en aquella zona del Próximo Oriente y muy bien valorados en la construcción de embarcaciones por su resistencia al agua. En este caso, el gófer era una herramienta de salvación de la humanidad respecte del cataclismo provocado por Yahvéh por sus pecados. mamre

Bajo las Encinas de Mambré, según nos explica també el libro bíblico del Génesis, Abraham recibió la visita de tres extraños viajeros que recibieron hospitalidad del mismo Abraham (según alguna tradición uno de ellos era el mismo Yahvéh) y le anunciaron el futuro embarazo de su mujer Sara, a pesar de que tenía casi cien años.

Igualmente, bajo las mismas encinas, el patriarca Abraham pidió a Yahvéh que salvase a los justos que pudiesen residir en las pecadoras ciudades de Sodoma y Gomorra, entre ellos su propio sobrino Lot, de la ira divina que quería destruir ambas ciudades por los grandes pecados que habían cometido. La encina se convirtió en un punto de contacto y de comunicación con la divinidad.

Durante el periplo del éxodo descrito en la Biblia en el libro del mismo nombre, el pueblo hebreo constituyó los dogmas y los rituales de su fe, y según las mismas órdenes divinas, fabricaron una serie de objetos rituales sagrados. La misma Arca de la Alianza, quizás el objeto más importante, estaba fabricada con madera de acacia, y las varas que servían para transportarla (debido a que ningún hombre podía tocarla) también eran de la misma madera.

Pero no fue el único elemento religioso hebreo que utilizó las maderas de acacia, sino que siguiendo las directrices mandadas por Yahvéh también fueron usadas para las mesas, las columnas y los capiteles del Tabernáculo (una especie de santuario móvil utilizado durante la travesía por el desierto), el Altar del Incienso, la Mesa de los Panes de la Proposición y el Altar del Holocausto.

Todas las maderas estaban recubiertas de oro, plata o bronce, exceptuando la madera usada en las sesenta columnas del atrio del Tabernáculo. Se supone que la elección de la madera de acacia como elemento básico, debía estar relacionada con algún tipo de valoración positiva divina hacia este árbol, que otras especies no tenían para la consciencia del pueblo hebreo.

La Menorah (el candelabro de siete brazos) que simbolizaba el Espíritu divino, sólo se podía mantener encendido con aceite de oliva, en un estado de pureza total. Los olivos están muy presentes en todo el territorio del Próximo Oriente y su producción muy bien valorada tradicionalmente, tanto para el consumo humano como por la relación con los cultos y los rituales.

Más adelante, el libro de los Jueces nos explica como la profetisa Débora realizaba sus adivinaciones, amparada por el don que Yahvéh le había otorgado de la profecía, bajo una palmera al territorio de Efraím (una de les tribus de Israel).

En el Segundo Libro de Samuel, Absalom, hijo del rey David, se sublevó contra su padre y en el fragor de una batalla, al ser derrotado, durante la huida, sus cabellos quedaron enganchados en las ramas de una encina, y quedó prisionero hasta que fue rematado por unos soldados enemigos. En este caso, la encina interviene como un elemento que pretende ayudar a Yahvéh a impartir justicia contra el hijo rebelde, enemigo de su propio padre

Encina de Mamré en la actualidad

Encina de Mamré en la actualidad

En el Primer Libro de los Reyes, se nos describe la construcción del Templo de Jerusalén por parte del rey Salomón, alrededor del año 1000 aC, donde también fueron utilizados determinados árboles, según les directrices divinas. La madera del ciprés fue usada para el suelo, la de olivo para las puertas y la de cedro para las paredes. Actualmente no conocemos el significado de la elección de estas maderas en especial, pero nadie puede dudar que dicha elección debía obedecer a alguna mena de significación religiosa.

Dentro del Nuevo Testamento, Jesús el Nazareno utilizó en múltiples ocasiones ejemplos relacionados con el mundo vegetal y la agricultura, en las conocidas parábolas, síntoma de la gran conexión que había en el pueblo hebreo hacia la naturaleza y todos sus elementos (incluidos los árboles). Pensemos en la parábola de las espigas del trigo y la cizaña, o la maldición que Jesús lanzó contra la higuera estéril porque no daba frutos (como aquellos que no tienen fe).

De hecho, su misma muerte colgado y clavado en un madero vertical (quizás la simbología de un árbol, donde el “estipe”, la parte vertical de la cruz asemejaría con el tronco de un árbol y el “patibulum”, la parte horizontal las ramas del mismo), con una resurrección por la Pascua (primavera) cuando toda la vida vegetal vuelve a renacer.

Una cultura que rechazaba el culto a les fuerzas de la naturaleza y a los árboles, pero que tampoco no podía prescindir. Y que había otorgado a determinados árboles un significado místico y casi divino.

La Tierra es más verde que hace 33 años

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La Tierra es más verde que hace 33 años

Desde 1982, la Tierra se ha enverdecido en unos 36 millones de km2, una superficie parecida a dos veces los EE UU. Un equipo internacional con participación española ha captado el aumento de la superficie foliar terrestre a partir de imágenes de satélites, y revela que el enverdecimiento es resultado del efecto fertilizante que ejerce el dióxido de carbono atmosférico sobre las plantas. Sin embargo, los científicos aseguran que esto no significa que el aumento de CO2 sea positivo para el clima.

La Tierra es ahora más verde que hace tres décadas. Esta es la principal conclusión de un estudio internacional, publicado en Nature Climate Change, que ha detectado un ascenso significativo de la cantidad de biomasa verde –las hojas–, en el 40% de las regiones del planeta desde 1982 a 2015, mientras que solo en un 4% se ha apreciado una pérdida significativa de vegetación.

«Con este estudio, hemos podido atribuir el enverdecimiento del planeta al aumento de los niveles de CO2atmosféricos provocado por el consumo de combustibles fósiles», asegura Josep Peñuelas, coautor del trabajo e investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).

CREAF |  | 26 abril 2016 15:13

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Cambio de la superficie foliar en porcentaje, de 1982 a 2015. Cuanto más verde, más ha aumentado el número de hojas; cuanto más lila, más ha disminuido el número de hojas. / Ranga B. Myneni, Universidad de Boston).

Al haber más dióxido de carbono, las plantas han podido generar más hojas capturándolo de la atmósfera, durante la fotosíntesis. Gracias a ello, el incremento de la concentración de este gas de efecto invernadero se ha visto frenado.

Al haber más dióxido de carbono, las plantas han podido generar más hojas capturándolo de la atmósfera, durante la fotosíntesis

Esta gran adición de verde «puede tener la capacidad de cambiar los ciclos del agua y del carbono a nivel global», añade Peñuelas. Otros estudios ya habían detectado que las plantas eran capaces de almacenar cada vez más carbono desde 1980, lo que concuerda totalmente con la idea de enverdecimiento planetario que defiende esta investigación.

Las emisiones de CO2 siguen siendo un problema

Sin embargo, esto no significa que el aumento de CO2 atmosférico sea positivo para el clima. A pesar de esta mayor cantidad de hojas, «el cambio climático, el aumento de la temperatura global, el incremento del nivel del mar, el deshielo o las tormentas tropicales cada vez más potentes son un hecho», asevera el investigador.

Además, «el efecto fertilizante del dióxido de carbono cada vez es menor a medida que las plantas van aclimatándose a este aumento o echan de menos otros recursos necesarios para su crecimiento como el agua o los nutrientes, sobre todo el fósforo».

Esta fertilización por parte del CO2 es el principal motivo (en un 70%) por el que la Tierra se está enverdeciendo. Pero el estudio, además, identifica el cambio climático (en un 8%), el nitrógeno atmosférico (en un 9%) y los cambios de usos del suelo (en un 4%) como otras razones de peso que habrá que seguir para ver cómo evoluciona la vegetación a nivel planetario.

Fuente: Agencia Sinc, la Ciencia es Noticia