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Xavi Callejo Amat

En el vientre de Mari, Las raices preindoeuropeas de la mitología vasca

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Entrevista a Guillermo Piquero, autor del libro: «En el vientre de Mari. Las raices preindoeuropeas de la mitología vasca.»

Portada del libro «En el vientre de Mari» con oleo de la pintora Paz Treuquil.

Fuente: Editorial Cauac y www.suarra.com

Guillermo Piquero es licenciado en periodismo, aunque los avatares de la vida le han hecho desempeñar otros diferentes oficios. Así, lleva años dedicando su tiempo de manera intermitente a recopilar y sintetizar información e investigaciones en torno a  lo que él denomina “la cosmovisión indígena europea”. Fruto de dicho trabajo son su anterior libro Mitología salvaje (Cauac, 2017) y la reciente creación del Proyecto Divulgativo Suarra, cuyo pilar principal lo constituye una página web concebida a modo de gran banco de datos sobre el universo simbólico prehistórico y la naturaleza humana arcaica. Como parte de dicho proyecto, Piquero lleva años explorando el vínculo etnográfico y mítico de dichas culturas prehistóricas con la cosmovisión ancestral vasca, lo que ha desembocado en la publicación de su último libro: En el vientre de Mari. Las raíces preindoeuropeas de la mitología vasca. (Cauac, 2021). Una obra que se nos presenta en un cuidado formato, con más de 100 fotografías a color y cuyo contenido, irreverente con la línea oficial como el antiguo paganismo vasco, nos invita a reencontrarnos con la espiritualidad naturalista de nuestros antepasados.  

Algunos autores, entre los que te incluyes,  no dudaís en afirmar que el llamado “mito de Mari” tiene su origen en el Paleolítico Superior. ¿No es esto afirmar demasiado?

Bueno, creo que la preponderancia de una gran deidad femenina, como columna vertebral del universo cosmológico aborigen europeo, es un hecho histórico sobradamente conocido y demostrado. En este sentido, podríamos decir que el mito de Mari supone una reminiscencia cultural de una cosmovisión antaño compartida a lo largo y ancho de nuestro continente y que tuvo por protagonista a una Gran Diosa de la vida, la muerte y la regeneración que fue venerada bajo muy diversos aspectos y nombres dependiendo de cada cultura concreta, para posteriormente, y debido al surgimiento de las nuevas civilizaciones y religiones patriarcales, ir desapareciendo paulatinamente durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, hasta pervivir, a partir de entonces, en pequeños y diseminados “islotes culturales” a lo largo de la geografía europea durante los últimos dos mil años.

José Miguel de Barandiaran, quien rescatara para la actualidad gran parte de las leyendas de la tradición oral vasca sobre Mari, ya manifestó hace casi un siglo su asombro ante el hecho de que las leyendas que él identificaba como más antiguas sobre el numen femenino vasco, describían a Mari habitando en el interior de cuevas en donde adoptaba diferentes aspectos zoomorfos o tenía diversos espíritus auxiliares animales a su servicio. El que dichas leyendas hayan pervivido precisamente en el área geográfica en el que en el Paleolítico Superior se desarrolló la primera gran cultura simbólica de nuestro continente (arte franco-cantábrico), cuyo legado mítico ha llegado hasta nuestros días a través de las pinturas rupestres subterráneas de animales y las famosas estatuillas femeninas conocidas como “venus”, constituye un paralelismo simbólico demasiado obvio como para ignorarlo.

De ser así, parece evidente que debe existir una diferencia importante entre lo que representaba Mari para aquellas culturas prehistóricas y lo que representa para los vascos actuales….

Sí, claro. Obviamente, lo que nosotros denominamos en la actualidad mitología vasca no es otra cosa que los retales simbólicos de una antiquísima cosmovisión aborigen desvirtuada por el paso del tiempo y la influencia de las religiones patriarcales indoeuropeas. En este sentido, el libro parte de la premisa de intentar abordar el significado originario del mito de Mari desde la perspectiva animista de nuestros ancestros, lo cual nos obliga, en cierto modo, a despojarlo de gran parte de su actual halo de leyenda y fantasía con el que se presenta en algunas publicaciones. Y es que debemos de tener en cuenta que para nuestros antepasados, Mari no era un arquetipo, una leyenda o un cuento fantasioso inventado junto al fuego, sino que Mari era (o es) real. Sin pararse a reflexionar detenidamente sobre este crucial asunto, es imposible comprender en toda su profundidad y magnitud a la cosmovisión ancestral vasca, pues el llamado animismo vasco no se basa en “creer” que los seres vivos tienen vida espiritual, sino en saberlo, sentirlo y experimentarlo empíricamente como cualquier otra cultura indígena del planeta.

Así, en el libro, se parte de la hipótesis propuesta hace unas décadas por el filósofo y antropólogo Andrés Ortiz-Osés, de que Mari no puede ser descrita meramente como la personificación mítica de la Madre Tierra, sino más bien como su alma o dimensión espiritual, como el ánima mundi  que envuelve, interrelaciona y vivifica a todos los procesos de vida. Y de la misma forma que todos podemos comprender el concepto simbólico de que el alma de una persona se encuentra en el interior de su cuerpo, los antiguos vascos creían que el alma o dimensión espiritual de nuestro planeta se encontraba en el interior de la Tierra, bajo la corteza terrestre, en un particular inframundo en el que se gestaba y regeneraba la vida, y con el que establecía comunicación el pueblo llano a través de ritos y ceremonias sagradas.

Estalagmita de la cueva de Bidarray (Baja Navarra) conocida como Harpeko Saindua (“La santa de la cueva”), en lo que algunos ven un originario culto subterráneo a Mari.

Precisamente Andrés Ortiz-Osés dota a este Mundo Subterráneo de un sentido matricial y se sobreentiende, por el título del libro, que compartes ese mismo enfoque, ¿En qué fundamentas esta hipótesis simbólica?:

No es que sea una hipótesis mía, o de uno u otro autor, sino que basta recurrir a la mitología o a la etnología comparada para comprobar que se trata de una cosmovisión compartida por culturas arcaicas de todos los continentes, incluida la vasca. Esta identificación del mundo subterráneo como una gran matriz primordial se sustenta en el hecho de que para las culturas animistas toda manifestación de vida tiene su origen en la dimensión espiritual de la naturaleza y dicha dimensión, en cuanto generadora de vida, es identificada como femenina. Esta fuerza de la naturaleza inabarcable e inconmensurable, origen y sostén de todo proceso de vida, es lo que representa Mari en los mitos vascos, de ahí su simbólica multiapariencia y capacidad de metamorfosis, pues desde esta perspectiva, todos los seres vivos no somos sino una parte disgregada de esta fuente matricial original que para los antiguos vascos y otras muchas culturas arcaicas, estaba ubicada en el interior de la Tierra.

Para nuestros antepasados, algunos espacios ceremoniales ancestrales como la cueva y su proyección arquitectónica, el dolmen, constituían lugares sagrados simbólica y espiritualmente relacionados con dicha matriz primordial. Del mismo modo, Barandiaran recopiló la extendida creencia entre los habitantes del mundo rural vasco, de que sus casas (etxe) estaban conectadas con este inframundo uterino a través de galerías subterráneas que desembocaban en el fuego del hogar y que permitían a las almas de los difuntos visitar por las noches a sus parientes “del otro lado”. Este precioso testimonio en torno a la conexión del fuego del hogar con el inframundo vasco, constituye sin duda una reminiscencia cultural de la espiritualidad prehistórica que parece haber sobrevivido, sin aparentes fisuras, de la hoguera de la cueva a la cocina del etxe.

Por otra parte, en el libro expones que muchas cuevas o dólmenes no son tan sólo espacios sagrados relacionados mítica y espiritualmente con el Mundo Subterráneo, sino también con el Mundo Celeste…

Bueno, hay que aclarar que yo simplemente me ciño a recopilar y sintetizar una serie de investigaciones de otros autores que yo considero claves para redescubrir dicha ancestral cosmovisión. En este sentido, un trabajo importantísimo para comprender el nexo mítico que nuestros ancestros establecían entre lo celeste y lo subterráneo lo encontramos en las investigaciones de la paleoastrónoma Chantal Jegues-Wolkiewiez, quien en un impresionante trabajo de campo de varios años de duración y tras estudiar unos 130 refugios y cuevas con pinturas, descubrió que prácticamente todas ellas estaban orientadas hacia los solsticios de invierno o de verano. Lo cual venía a demostrar que existe una vinculación directa entre las cuevas decoradas con pinturas y su orientación astronómica. Este hecho también pudo ser comprobado en la emblemática cueva vasca de Praileaitz, alineada con el solsticio de invierno según la investigación llevada a cabo por Lionel Sims y Xabi Otero. De igual modo, el investigador vasco  Xabier Gezuraga descubrió recientemente como la cueva de Lumentxa en Lekeitio, estaba alineada con el equinoccio de primavera y ha desarrollado una fundamentada e interesantísima hipótesis sobre el sentido astronómico de gran parte del arte rupestre paleolítico. También un gran número de dólmenes vascos, que como ya hemos dicho antes, pueden considerarse una proyección arquitectónica de la cueva, están orientados hacia el solsticio de invierno.

Desde un punto de vista mítico, este entrelazamiento simbólico entre lo celeste y lo terrestre es claramente escenificado en muchas leyendas vascas que describen a Mari partiendo de una determinada cueva para posteriormente atravesar el firmamento en llamas hasta alcanzar un nuevo refugio subterráneo. La misma conexión simbólica se evidencia en el conocido mito de Eguzki (Sol) e Ilargi (Luna) que, como hijas de AmaLur (Madre Tierra), desaparecen durante la noche y el día respectivamente en el vientre de la Tierra para renacer día tras día en un ciclo sin fin. Y en el mismo orden de cosas podríamos citar la leyenda de que los encuentros amorosos entre Mari y su consorte, el culebro Sugaar, desatan furiosas tormentas, es decir, un encuentro entre las fuerzas del cielo y de la Tierra. Este emparejamiento amoroso entre Mari y Sugaar parece estar en cierto modo relacionado o incluso puede que tenga su más primitivo origen en los ritos que se llevaban a cabo en dichos espacios ceremoniales subterráneos, en los que se ponían en relación el principio femenino terrestre y el principio masculino celeste a través de ritos asociados a determinados eventos astronómicos como los solsticios o los equinoccios, momento en el cual un haz o “culebro” de luz penetraba en el interior de dichas cavidades matriciales como representación simbólica de la fecundación de la naturaleza.

Amanecer del equinoccio de otoño en «la cueva de Mari» del monte Anboto (Bizkaia).

En este sentido, en el libro nos hablas de Sugaar y Akerbeltz como representaciones arquetípicas del principio de fertilidad masculino de la naturaleza, ¿Podrías explicarnos que representa este concepto cosmológico y cómo interactúa en los mitos vascos con Mari?

Podríamos decir desde un punto de vista arquetípico y simbólico, que para que la vida fructifique en el inframundo, en el mundo matricial subterráneo, es obviamente necesaria la participación del principio masculino de la naturaleza, encarnado en los mitos vascos por dos númenes principales: el culebro de fuego Sugaar y el antropomorfo chivo negro Akerbeltz, demonizados en el imaginario mítico católico bajo las figuras del diablo y el dragón, pero cuyo significado originario como símbolos de fertilidad, aún permanece vivo en la mitología vasca.

Por un lado y como ya he dicho anteriormente, Sugaar encarnaría el principio vivificador celeste que desciende desde las alturas para penetrar en las simas y cavidades uterinas de la superficie terrestre y propiciar así la fecundidad de la naturaleza. Esto nos ayuda a entender porque, un ser alado como el dragón, habita según las mitologías arcaicas en las cuevas. Por otro lado, el papel de Sugaar como amante de Mari en los mitos vascos, que no es otra cosa que una explicación poética del funcionamiento de la biosfera, constituye una pista fundamental sobre el originario simbolismo del dragón en las mitologías de la Europa prehistórica, antes de que las religiones patriarcales lo convirtieran en el demonio alado raptor de mujeres, al que San Jorge o San Miguel daban muerte con su lanza o espada. Este asesinato simbólico del dragón, que puede ser rastreado en prácticamente todas las mitologías indoeuropeas y semíticas, escenifica el triunfo del nuevo modelo de masculinidad mítica que traían consigo las culturas patriarcales que se impusieron sobre el mundo matrístico preindoeuropeo. A partir de entonces, dicho principio masculino de la naturaleza ya no se representaría como una energía vivificadora en forma de culebro que se entrelaza con la Gran diosa, sino como un todopoderoso guerrero masculino que impone por las fuerza sus designios desde el cielo al resto de la naturaleza.

¿Y Akerbeltz?

Pues si bien podemos identificar a Sugaar como “la causa”, es decir, el principio vivificador celeste que posibilita el desarrollo de la vida sobre nuestro planeta, Akerbeltz por su parte representaría “el efecto” de dicho principio vivificador, es decir, a la fertilidad cíclica de la naturaleza que nace y muere  todos los años al ritmo de las estaciones y los ciclos solares; o al menos así parece sugerirlo su semejanza arquetípica con otros dioses de la fertilidad, también astados y antropomorfos, que desempeñan el papel de hijo-consorte de la Diosa (“Dios Año”) en muchas religiones primitivas; por lo que no es descartable, que esa también fuera su originaria función en la mitología indígena vasca. Así, para intentar descubrir los originarios atributos de este “demonizado” y ancestral numen vasco, hay que eliminar de nuestro inconsciente la imagen deleznable que sobre el urdió el catolicismo a lo largo de los últimos siglos, para poder visualizar con claridad que él no es el regente del tenebroso infierno cristiano, sino el del regenerador inframundo uterino vasco.

Su tradicional identificación como icono mítico de los akelarres vascos encaja en esta hipótesis, si entendemos estas ceremonias paganas como parte de un calendario ceremonial pre-indoeuropeo que, de manera común, compartieron las culturas arcaicas de nuestro continente. Dicho calendario estaba determinado por los solsticios y los equinoccios, así como las fechas intermedias entre ambos, que señalaban cuatro grandes ciclos fundamentales: El despertar de la naturaleza a principios de febrero, la época de siembra a principios de mayo, la época de la cosecha a principios de agosto y el letargo o muerte de la naturaleza a principios de noviembre. Quién se tome el tiempo de buscar paralelismos entre estas fechas y algunas de las celebraciones más importantes de la cultura tradicional vasca, encontrará grandes coincidencias.

En el subtítulo del libro calificas a la mitología vasca como de raíz “preindoeuropea”, ¿Podrías explicar el significado de dicho término para quien no esté familiarizado con él?

Podríamos decir de manera resumida que el término “indoeuropeo” comenzó a utilizarse  a mediados del SXIX en el ámbito de los estudios lingüísticos para definir a una serie de lenguas, pertenecientes a una misma familia idiomática, cuya influencia geográfica se extendía originariamente y como nos indica el propio término, desde Europa Occidental hasta el Valle del Indo. De estas lenguas se supone que descienden la inmensa mayoría de las que actualmente se hablan en Europa. Posteriormente se descubriría que los pueblos que originariamente hablaban dichas lenguas, así como la cultura de substrato común que compartían, no eran originarios de dicho espacio geográfico, sino que se impusieron gradualmente sobre las poblaciones autóctonas de dicho territorio durante un largo proceso histórico (invasiones indoeuropeas) que comenzó hace aproximadamente seis mil años. A estas culturas indígenas, anteriores (pre-) a la llegada de los indoeuropeos, se las denomina en el mundo académico bajo el genérico nombre de preindoeuropeas.

Actualmente el uso del término “preindoeuropeo” ha trascendido el mero estudio de la evolución de las lenguas y se utiliza también para definir a todas aquellas cosmovisiones y mitologías anteriores a la llegada del nuevo imaginario mítico (belicista y patriarcal) que trajeron consigo los invasores indoeuropeos. Hasta entonces, las evidencias arqueológicas son bastante explicitas sobre la existencia de una ancestral cosmovisión matrística y naturalista que, en oposición a las deidades patriarcales indoeuropeas, tenía como figura central de su panteón mitológico a una Gran Diosa que regía los ciclos de vida, muerte y regeneración de la naturaleza. De ahí que la mitología vasca, con Mari como figura central de su panteón mítico, sea calificada por numerosos autores e investigadores como de origen pre-indoeuropeo, y lo mismo podríamos decir, como es bien sabido, del euskera.

¿Podrías explicarnos, con más detalle, algunos de los aspectos de aquella cosmovisión preindoeuropea que pervivieron o han pervivido en la cultura tradicional vasca?  

Bueno, del mismo modo que ocurre en otras culturas europeas, en las que hoy en día son perfectamente reconocibles tradiciones, ritos o celebraciones de origen muy arcaico que pueden considerarse reminiscencias culturales de aquella Europa aborigen, creo que no digo nada nuevo bajo el sol al afirmar que en el caso particular de la cultura tradicional vasca no podemos hablar tan solo de reminiscencias, sino de una cosmovisión de raíz global e inequívocamente preindoeuropea. Dicha cosmovisión pervive, casualidad o no, precisamente en el área geográfica dónde en el Paleolítico Superior se forjó la primera gran cultura simbólica de nuestro continente y cuyo universo cosmológico heredaron posteriormente las primeras culturas agrícolas del neolítico preindoeuropeo (según nos demuestran las investigaciones de la arqueóloga Marija Gimbutas). En este sentido y como ya han reseñando a lo largo de las últimas décadas numerosos autores en sus investigaciones, podemos reconocer cuatro grandes pilares característicos de las culturas preindoeuropeas, que también son perfectamente reconocibles en la cultura tradicional vasca:

En primer lugar podríamos citar al idioma y la tradición oral como ejes vertebradores de la cultura vasca. Y así el euskera, que define precisamente a los euskaldunak, es la última lengua nativa de Europa Occidental, una lengua preindoeuropea cuyo estudio etimológico y axiológico nos revela la forma de entender el mundo de nuestros ancestros: es el reflejo oral de la cosmovisión indígena europea. En segundo lugar, citaremos la espiritualidad animista y la mitología simbólica en torno a la imagen de la Gran Diosa como personificación del universo cosmológico preindoeuropeo, que haya en Mari un paralelismo mítico más que evidente. En tercer lugar, y al igual que las sociedades pacíficas y fraternales de la Vieja Europa neolítica que antecedieron al belicismo indoeuropeo, la sociedad vasca mantuvo hasta tiempos históricos recientes una tendencia hacia la equidad social amparada por un derecho consuetudinario propio, con instituciones comunales como el batzarre (concejo abierto) o el auzolan, en el que el concepto de “trabajo” adquiere un valor colectivo en pos del beneficio de la comunidad. Finalmente, en cuarto lugar y como así lo expresa indudablemente el euskera con el famoso sufijo “ba” relativo al parentesco familiar vasco, podemos hablar de una estructura social matrifocal y un linaje familiar matrilineal, como reminiscencia cultural de lo que antaño fuera común a lo largo y ancho de nuestro continente. Las evidencias de esta matriculturalidad de las sociedades prehistóricas europeas, fueron halladas en el SXIX por J. Bachofen a través del estudio de numerosos autores de la literatura clásica grecorromana y se corroborarían, casi un siglo después, con los hallazgos arqueológicos en infinidad de yacimientos del Neolítico preindoeuropeo que mostraban la preponderancia de lo sagrado femenino en el universo simbólico de aquellas sociedades prehistóricas.

En el libro propones que la propia significación etimológica del nombre de Mari pudiera hacer referencia a esta preponderancia de lo sagrado femenino en la cultura aborigen vasca, tanto a en el plano familiar como en el plano mítico o espiritual…

Si, la clave de esta interpretación que propongo radica en el hecho de interpretar el sufijo –ari no con el sentido de “oficio” como tradicionalmente afirman algunos investigadores (Mari = ”el oficio de ser madre”), sino a través de una significación, en cierto modo análoga, a través de la palabra hari (“hilo” en euskera) que a su vez está emparentada con la palabra aria (“estirpe, casta o linaje”). Esta relación lingüística entre ambos términos no puede considerarse casual, pues del mismo modo encontramos que la palabra latina linum (“hilo de lino”) está en el origen del término castellano “línea”, que a su vez deriva en la palabra “linaje.” Por todo ello, podríamos aventurarnos a proponer que tanto el término “Mari” (ama+hari) como el de “María” (ama+aria), podrían traducirse literalmente como “matri+lineal”, o si se prefiere “linaje+materno.” A esto habría que añadir, para completar esta hipótesis, que hoy sabemos por los textos e inscripciones funerarias de algunos pueblos del mediterráneo pre-indoeuropeo, que el término ama (“madre” en euskera) era usado por aquellas culturas con significación análoga al de “Diosa”. Por consiguiente, “Mari” podría interpretarse o traducirse como la “Diosa/Madre del linaje o de la estirpe (vasca)” y de ahí que los nuevos Señores Patriarcales del medievo vasco, utilizaran en algunas leyendas (Diego López de Haro, etc…) la imagen de Mari como esposa mítica para justificar la supuesta nobleza de su estirpe.

Por otra parte, algunos autores como José Miguel de Barandiaran, encuentran un nexo lingüístico entre el nombre del personaje mítico Mairu y el de Mari. Esto encaja también en nuestra hipótesis, pues el termino iru (“tres” en euskera) está en el origen de la palabra irun (“hilar”), ya que como apunta Juan Antonio Urbeltz, el origen primigenio del acto de hilar radicó en comenzar a trenzar tres hilos. Esto podría guardar también relación con el hecho de qué las conocidas diosas del destino de las mitología arcaicas europeas fueran tres hermanas hilanderas, como las Moiras griegas, las Parcas romanas o las Nornas escandinavas. Igualmente, están relacionadas con el simbolismo del hilado los personajes míticos de las mairis vascas y sus parientes peninsulares las moras o mouras, quienes según relatan infinidad de leyendas, construyeron los dólmenes trasportando las pesadas piedras de su estructura al mismo tiempo que hilaban ayudadas de su huso o de su rueca.

A todo esto habria que añadir, obviamente, que la imagen arquetípica por excelencia de Mari en la mitología vasca es la de una mujer hilando en la boca de una caverna, lo cual podría interpretarse desde la perspectiva de que dicho lugar, como entrada mítica por excelencia al Mundo Subterraneo, representa una frontera simbólica entre el Mundo físico y el espiritual, y Mari se vale de su hilo dorado para mantener unidas estas dos realidades paralelas que forman parte de su ser. Este hilo tendría pues un claro sentido umbilical, no solo desde un punto de vista maternal como representación simbólica de nuestro origen físico, sino también desde un punto de vista espiritual, como axis mundi que entrelaza el Mas Allá subterráneo (en el que moran las almas de los antepasados), con la superficie terrestre (en la que habitan sus parientes vivos “del otro lado”). Mari sería pues, al mismo tiempo, hacedora y encarnación de ese “Gran Tejido Sagrado” del que hablan numerosas tradiciones espirituales indígenas, formado por la interrelación de infinitos hilos de vida y que personifica el numen vasco a través de sus múltiples apariencias y metamorfosis.

El hilo dorado de Mari y su simbolismo umbilical como nexo de «los vivos» con las almas de los antepasados de su linaje, parece evocarse en el ancestral rito animista de las argizaiolas (Amezketa, Gipuzkoa).

Web del autor Guillermo Piquero: https://www.suarra.com/

El Roble Sanador de Galicia

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EL ROBLE SANADOR DE GALICIA

El roble sanador de Galicia se encuentra en el Santuario de Santa Columba das Pías en la parroquia de Codesoso en el municipio de Sobrado dos Monxes (A Coruña). Este santuario fue fundado a finales del siglo XVII, pero evidentemente es un lugar inequívoco de sincretismo religioso en donde se combinan los elementos más característicos del patrimonio cultural e inmaterial gallego.

Este enclave se encuentra inmerso en un robledal, con una iglesia-santuario, dos cruceiros, una fuente santa y el roble sanador que preside el conjunto. Todos sus elementos están dotados de propiedades «mágicas» de carácter milagroso. Este Santuario tiene fama de ser un lugar donde se concedía el beneficio de indulgencias plenarias, y por qué es un santuario al que acuden fielmente para curarse de las más diversas patologías médicas. Por ejemplo dolencias de la cabeza, pies, garganta, afecciones de la vista y de la piel, entre otras.

El día de la fiesta se realiza una procesión por el perímetro exterior de la iglesia, a la que acuden las personas para obtener una gracia que los sane de alguna enfermedad, o también para agradecer a la santa su intercesión a la hora de curar algún mal. que se habían comprometido previamente. También es práctica común colocar velas, exvotos y flores al pie de las cruces, así como en el patio lateral a modo de oratorio ubicado en el lado sur de la iglesia.

Detalle de la cruz inscrita en el Roble

El roble sanador de grandes dimensiones (unos quince metros de altura y un espesor considerable) tiene grabada en su corteza una cruz, realizada para santificarlo y que además cuenta con una pila a sus pies. Junto a él se desarrolla un ritual muy peculiar: la tradición dice llenar dicha pila con agua de la Fuente Santa (que también fue bendecida), y dar nueve vueltas alrededor de la encina y de la pila, dando un beso al tronco en cada vuelta para obtener su bendición a nuestras súplicas.

Hace años que quería conocer este lugar tan especial y por fin se ha dado. Con el debido respeto y la certeza de bendecir nuestras vidas y nuestros propósitos hicimos el precioso ritual tal y como manda la tradición: cogimos agua de la fuente, la vertimos en la pila de piedra para consagrarnos, luego con nuestra petición en el corazón dimos, uno a uno, 9 vueltas alrededor del Roble Sanador. El roble, sin duda, es una leyenda viva de los árboles sanadores de nuestra tradición arbórea de la península.

El Roble Sanador de Santa Columba das Pias

 

 

La ermita dedicada a Santa Columba un lugar de devoción

 

Santiguarse con agua de la fuente antes de dar 9 vueltas al roble

 

Robledal, fuente santa, ermita, cruceiros y roble cristianizado: todos los ingredientes que configuran los lugares milagreros y sanadores

 

La virgen de Santa Columba

 

Un robledal espectaular y cargado de una atmósfera mágica

 

La Fuente Santa a escasos metros del santuario y del roble, de agua fresca y abundante, agente natural e intercesor de los milagros

 

Dando 9 vueltyas alrededor del Roble Sanador

 

 

 

 

Imágenes de árboles generadas por IA

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Imágenes de árboles generadas por Inteligencia Artificial

Cuando la Intelegencia Artificial se usa para un buen fin puede ser de gran ayuda y una herramienta capaz de crear mundos virtuales fantásticos. Sabiendo que para mi nunca será capaz de sustituir lo real y verdadero, la realidad que está dotada de Ser, en según que campo se aplique, da unos resultados maravillosos. Este es el caso de LEXICA ART. Se trata de una plataforma en línea que permite a los usuarios generar imágenes con inteligencia artificial (IA). Se utiliza para encontrar inspiración, entender cómo funcionan los prompts y crear imágenes propias directamente desde la página web con una calidad excelente. Pero además, en este portal se puede acceder a las mejores imágenes generadas con IA por otros usuarios.

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Árbol y Bosque del año 2024

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El Chaparro de la Vega en Coripe (Sevilla) ha sido el ganador del concurso Árbol del Año 2024 con 3.715 votos. El Soto de Castaños de Villar de los Barrios (León) ha conquistado la categoría de Bosque del Año 2024 con 11.387 votos.

El Chaparro de la Vega es una impresionante encina símbolo del municipio sevillano de Coripe. Con una edad aproximada de 250 años, con casi 13 metros de altura y 7 metros de perímetro de tronco es uno de los atractivos monumentales de la zona, siendo visitado y admirado por multitud de personas. El segundo puesto ha sido para otro árbol sevillano, el Ciprés de los Pantanos del Parque de María Luisa que se ha quedado a 286 votos del ganador.

En esta edición del concurso  ÁRBOL DEL AÑO han participado 10 árboles, todos con un indudable valor  monumental e histórico. El  concurso quiere destacar la importancia de los árboles en el patrimonio natural y cultural de España y la importancia de la relación con los seres humanos. El concurso no busca al más bello sino a aquel que aglutine una historia junto a un profundo arraigo con la zona en la que se encuentra.

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En El Bierzo se encuentra el ganador del concurso BOSQUE DEL AÑO 2024.Se trata de un Soto comunal y privado situado en la localidad de Villar de Los Barrios (Ponferrada) de unas 35 hectáreas. Cuenta con el apoyo de diferentes colectivos como la Asociación Cultural Bierzo Vivo con el objetivo de recuperarlo del abandono y dinamizar la zona en vías de despoblación.

La votación se ha realizado exclusivamente por  internet a través de la web www.arbolybosquedelaño.es y entre todos los candidatos se han conseguido un total de 34722 votos. A lo largo del año 2024 se llevarán a cabo diferentes acciones y actividades con el árbol y bosque ganador, una de las cuales será la presentación y apoyo como candidato al ARBOL EUROPEO 2024, cuya votación tendrá lugar en febrero de 2024.

El concurso está organizado por Bosques sin Fronteras con la colaboración del Ministerio del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Fuente: arbolybosquedelaño.es

Los Santuarios Arbóreos

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Los Santuarios Arbóreos

Cuando un ser humano dirige su consciencia positivamente en forma de afecto, de gratitud, de elogios etcétera hacia la naturaleza, dignifica su existencia y esta se dinamiza elevando su frecuencia vibratoria. Este efecto lo podemos ver muy claramente junto a los Árboles Maestros (árboles longevos y monumentales) congeniados con el ser humano, estos son árboles que se han nutrido de las “buenas vibraciones” humanas. 

Allí dónde hay ese tipo de árboles son lugares que poseen una alta frecuencia vibratoria positiva que podemos percibir como si todo cobrase más presencia, más vida, más brillo. A veces hay personas que lo describen como “un silencio lleno”, otras como “un lugar cargado de magia”, y es que de hecho y de forma inconsciente sabemos que hay algo más, algo más allá de lo que vemos que advertimos como especial.

Estos lugares observamos que nos hacen sentir fuerza, confianza, complicidad y que además tienen la capacidad de elevar la consciencia de sus visitantes, tienen de por sí un poder de transformación. Un Santuario Arbóreo, lo defino como un lugar en donde el ser humano se hermana y consagra a las influencias edificantes y positivas de los genios arbóreos que allí habitan y como efecto colateral también beneficia a otras personas que quizás no son conscientes de la existencia de tales genios.

Si frente a un Árbol Maestro la mayoría de personas sensibles sienten el mismo respeto que si estuvieran delante de un sabio anciano, frente a un Santuario Arbóreo  sentirán estar frente a un poder sobrenatural que tiene la capacidad de ampararlos y ayudarles. Atraídos por su fuerte magnetismo e impulsados por su instinto se acercarán maravillados al árbol, lo abrazaran, ojos cerrados, le hablarán y se encontrarán, sin habérselo propuesto, formulando deseos e implorando sus bendiciones.

(Extracto del próximo libro «Los Seres Arbóreos: conexión, comunicación y sanación junto a los Árboles Maestros», de Xavier Callejo Amat)

Los Devas de la Naturaleza (2)

692 559 Consciencia Arbórea

Los Devas de la Naturaleza (2)

Parte II – Breve síntesis del mundo de los Espíritus de la Naturtaleza

LA COCREACIÓN Y LA COOPERACIÓN PARA UNA NUEVA TIERRA

Los Devas son una realidad que interactúa con nuestro universo físico y tangible. El ser humano puede a través de su conocimiento tener una comunicación y colaboración consciente para mejorar las condiciones de vida en el planeta.

“En cualquiera de los campos de acción el ser humano puede relacionarse con los Devas, ya que, de forma negativa, positiva o neutra ya se está relacionando. Así que la primera condición es reconocer la íntima fraternidad que tienen con nosotros. Ángeles, Devas y hombres están recibiendo la presión evolutiva que nos lleva hacia una nueva era de cooperación y en esta nueva etapa las condiciones necesarias son: Sencillez, Impersonalidad, Rectitud y Pureza. No se trata de un reglamento sino de una altura evolutiva mínima que debemos alcanzar, a la vez que constituyen una salvaguarda de desequilibrios que se puedan producir al poner nuestras deficiencias en contacto con esas fuentes de poder.” Vicente Anglada

REQUISITOS: existen algunos requisitos que deben cumplirse antes de que alguien se convierta en pleno protegido por el Reino Dévico, el Individuo:

  • Debe tener “Pureza de corazón”: Significa que su corazón debe ser más fuerte que sus deseos a la hora de establecer una relación con este reino.
  • Debe ser libre: Esto no significa que no deba asumir responsabilidades, implica un tipo de mente libre. Se refiere a un pensador libre y creativo que no debe estar ligado a las estructuras de las creencias sociales o religiosas.
  • Debe estar abierto: Apertura a nuevas ideas y posibilidades y nunca debe estar atado al pasado o al presente. Esto implica una especie de inocencia infantil abierta y receptiva a nuevas maravillas.
  • Debe ser generoso cuando trata con los demás. Ser caritativo es tener una disposición a realizar buenas acciones bajo cualquier circunstancia.
  • Debe ser educado y hospitalario. La educación y la cortesía son esenciales en todos los reinos y con todas las formas de vida.
  • El individuo debe ser sincero y franco en palabras y hechos. La sinceridad es importante para este reino y raramente realizan juramentos pues tienen un total desdén por la mentira.

Cuando el Ser Humano trabaja cooperando con el Reino Dévico:

  • Se puede influir sobre el estrés geopático se pueden cambiar en instantes elementos contaminantes atmosféricos en elementos no contaminantes, puede disminuir la actividad sísmica, incendios, olas de calor, etc.
  • Se pueden crear espacios muy armónicos, fértiles y especiales de gran belleza y sanación. (Findhorn).
  • Se pueden “limpiar” (liberar y recualificar) energías antiguas y densas que la tierra y los lugares han absorbido, es decir liberar memorias de horror, de dolor, de odio, liberar contratos y abusos de la energía dévica.
  • Se pueden crear lugares de anclaje y encuentros con estas energías para el crecimiento espiritual del Ser Humano.
  • Se puede recibir bendiciones en forma de inspiración artística y creativa, en forma de consejos y revelaciones, en forma de sucesos afortunados, en forma de regalos como objetos naturales.

El Reino Dévico también evoluciona junto al Ser Humano.  Al estar cerca de nosotros los Elementales tienen mayores oportunidades para desarrollar una “personalidad” y ascender dentro de su jerarquía. Del mismo modo también evolucionan al cumplir un servicio asociado a su naturaleza. Por ejemplo: el aspecto terapéutico de una planta puede amplificarse o potenciarse cuando la persona se alinea con la planta e invoca al elemental de planta. Lo que ocurre es una respuesta positiva manifestando las bondades del espíritu grupal de la especie; ese psiquismo que, aunque incipiente, tiene el aval divino para desdoblar su química en vibración de bondad y servicio hacia su invocador.

LOS MEJORES MOMENTOS Y LUGARES PARA EL ENCUENTRO

Los momentos intermedios o de cambio: Los tránsitos de la noche al día y del día a la noche poseen una fluctuación energética sutil que facilitan estados no ordinarios de consciencia, son momentos intermedio, no es de día ni tampoco es de noche, y eso los hace también especiales y propicios para el encuentro entre dimensiones. Los solsticios y equinoccios han sido fechas señaladas como mágicas desde la antigüedad porque son periodos intermedios de cambio de ciclo y poseen la propiedad de ejercer de puertas inter-dimensionales.

  • Amanecer – Anochecer / Mediodía – Medianoche / Solsticios – Equinoccios

Los lugares intermedios en donde se cruzan los elementos. Cualquier lugar que no sea ni un lugar ni otro, que sea indeterminado. Los cruces de cualquier tipo son puntos en donde los dos mundos se encuentran, puntos en donde los velos que los separan son más tenues. Lugares arcanos de poder, puntos megalíticos, lugares legendarios, lugares con topónimos asociados.

  • Donde se dividen las corrientes de agua
  • Cruces de caminos, recodos del camino
  • Playas y orillas del mar y de lagos, Islas
  • Debajo de los puentes, vallas y setos de protección
  • Cuevas y aperturas en la tierra, umbrales
  • Claros en el bosque
  • Charcas de las mareas o de la lluvia, todas las Fuentes

SEÑALES DE ACERCAMIENTO Y PRESENCIA DE LOS DEVAS

  • Un inexplicable y súbito temblor o murmullo de hojas
  • Un torbellino de polvo
  • Briznas de hierba que se doblan sin un motivo aparente perceptible
  • Súbitos e inexplicables escalofríos cuando estás solo en la naturaleza
  • La sensación de un insecto caminando por tu cabello, cuando no hay ninguno
  • Una onda en el agua no ocasionada por nada tangible
  • Apercibir semblantes en los troncos de los árboles y arbustos
  • Momentos de risa incontrolada
  • Una pérdida de tiempo inexplicable
  • Oír música de fuentes desconocidas
  • Un destello de luz o un movimiento rápido y repentino con el rabillo del ojo
  • Sentir que el entorno o el bosque te está observando
  • Cuando los niños hablan consigo mismos mientras juegan en la naturaleza
  • Cuando sientes telarañas en tu cara y no hay nada en donde se puedan sujetar
  • Cuando nos llega la fragancia de una flor o árbol surgida de la nada
  • Cuando sentimos que un pájaro canta especialmente para nosotros
  • Cuando nos sentimos excesivamente e inusualmente “dormidos” o cansados en la naturaleza

Esta es la segunda parte, si quieres ver la primera parte del de Los Devas de la Naturaleza pincha aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Devas de la Naturaleza (1)

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Los Devas de la Naturaleza (1)

Parte I – Breve síntesis del mundo de los Espíritus de la Naturtaleza

“Devas” en sánscrito significa “Seres brillantes”, también “Divinidades benévolas”. El “Reino Dévico” es el término que se utiliza en occidente para denominar a todos aquellos seres sutiles que habitan el plano energético de la Naturaleza, que lo gobiernan y que lo sustentan. Este reino se desarrolla en una evolución paralela a la del ser humano, siendo ésta supervisada por los Arcángeles. Se le llama también Reino Feérico, Reino Elemental, Pueblo secreto, La Gente Menuda, etc.  y engloba a todos los Espíritus de la Naturaleza.

Los Devas son seres sutiles de naturaleza impersonal (ausencia de ego) y de cuerpo energético, dicho de otro modo: son consciencia que se expresa en energía. Se les atribuye las funciones de constructores y sostenedores de la vida física natural pues actúan como agente que hace posible el paso que va de la esencia a la sustancia (energía–materia), este es su trabajo. Así pues, la manifestación de la materia existe gracias a que ellos impregnan el campo etérico de esa misma con su propia vibración de vida e inteligencia.

CARACTERÍSTICAS DE LOS DEVAS  o DEL REINO DÉVICO

 La energía es al Deva lo que la materia es al Humano.

  • La esencia Dévica es diferente de la materia atómica a la cual pertenecen la humanidad y el reino mineral, animal y vegetal de nuestro planeta. A pesar de ello, evolucionan en estos reinos, pero manejando y viviendo en la energía en la Cuarta Dimensión o Región Etérica. Nosotros lo hacemos viviendo y manejando la materia.
  • La Humanidad tiene su centro de conciencia en la facultad mental, mientras que el Deva la tiene en la intuición eso les permite trabajar con un gran sentido colectivo de interconexión, aún sin razonar porqué lo hacen, y se expresan con sentimientos y emociones.
  • La Humanidad evoluciona dentro de formas separadas y en la creencia (ilusión) de independencia mientras que los Devas evolucionan dentro de aspectos energéticos necesariamente interconectados y jerarquizados.
  • El Reino Dévico es básicamente de naturaleza receptiva. Todos sus seres son receptáculos en potencia de los patrones de pensamiento que emite el ser humano.
  • Los cuerpos de estos seres son como vehículos energéticos que gozan de completa plasticidad. Cuando «piensan» o sienten lo hacen a través de sus cuerpos, proyectando luz, color y símbolos. Cuando se hacen visibles para el ojo humano aparecen como energía en un estado denso sin llegar a ser materia.
  • Son los encargados de la formación y cuidado de la naturaleza, como también de la vida en la Tierra y gravitan hacia su tarea como el hombre gravita hacia el suelo. Es un proceso natural no pensado. Dado que la materia se da gracias a su trabajo se los puede considerar guardianes de grandes claves para la creación y la transformación de la realidad.
  • El Reino Dévico está jerarquizado: a más desarrollo y sentido ético más evolucionado está cada ser que compone esa jerarquía:
    • Los Devas y los Grandes Devas
    • Los Seres Mitológicos
    • El Reino de las Hadas
    • Los Espíritus de la Naturaleza
    • Los Elementales de la Naturaleza

RELACIÓN ENTRE HUMANOS Y DEVAS

El Reino de los Espíritus de la Naturaleza o Reino Dévico desgraciadamente no es reconocido ni integrado por las sociedades tecnificadas aunque sigue latente a un nivel inconsciente, sigue siendo una realidad olvidada, pero ¿Podemos asegurar rotundamente su inexistencia?

En la vida Dévica hay una tendencia de forma natural a manifestarse al hombre como una fuerza que le impulsa a enfocar su conciencia en el aspecto oculto de su universo para que no se pierda en el mero aspecto exterior y material de las cosas. Así todas las tradiciones de todos los pueblos tienen todo un universo Feérico o Mágico que se acepta como algo natural y cuyas normas se aceptan como hechos naturales.

AXIOMA: La Energía obedece al Pensamiento – El Ser Humano ordena el Elemental actúa – El Ser Humano propone, El Reino Dévico dispone

Los Devas fueron representados en la antigüedad como Dioses Mitológicos, objeto de veneración integrados en ritos sagrados de Protección de las cosechas, para condicionar el clima, aquietar las aguas, contener tempestades, ¿Por qué no podríamos co-crear con ellos del mismo modo?

En la época de Atlantis, El Reino de los Espíritus de la Naturaleza (Reino Dévico) y la humanidad eran como un matrimonio en el cual la humanidad era la polaridad masculina y los Devas la femenina. La leyenda de Aladino y la Lámpara Maravillosa contiene la oculta verdad sobre la relación entre los Devas y la humanidad, Aladino siendo el elemento humano y el genio representando las fuerzas dévicas ‘que esperan nuestras órdenes’.

Dicho de otro modo, como componente femenino, los Devas son receptivos y esperan instrucción. La humanidad, siendo el aspecto masculino, es responsable de proveer los patrones de pensamiento, el anteproyecto que los Devas han de personificar. El pensamiento, formulado claramente y activado por el deseo es captado por los Devas y materializado en forma.

LLAVES PARA CONECTAR CON LOS DEVAS

El Reino Dévico se encuentra tan solo a la distancia que le permitamos estar Actualmente, aunque nuestra existencia pueda parecer más segura y protegida, también ha perdido gran parte de su fascinación y alegría. El Reino Dévico nos recuerda que mantengamos viva la alegría y la creatividad y nos demuestra que ningún mundo muere.

Conectar y comunicar con Los Devas implica un acoplamiento de energías entre ambos Reinos. Por ello se precisa de un entrenamiento que nos permita sintonizar paso a paso con las energías elementales y dévicas antes de que pueda tener lugar una comunicación clara y efectiva.

De camino a encuentros conscientes con Los Devas

Sintonizar con los 4 elementos: Para sintonizar, conectar y trabajar con el Reino Dévico y es importante aprender a trabajar con el nivel elemental de su jerarquía. Los 4 tipos de Elementales Tierra/Gnomos, Agua/Ondinas, Aire/Sílfides, Fuego/Salamandras. Estos existen en todos los aspectos de la naturaleza y en cada uno de nosotros: componen todo lo que puede percibirse por los 5 sentidos.

El instinto: Nuestro cuerpo físico es la base de nuestras percepciones. Seamos conscientes de ellas o no, la mente subconsciente estrechamente ligada al cuerpo, capta todas las expresiones de frecuencias y energías que hallamos.

La visualización creativa: el uso de la visualización creativa nos ayuda a desencadenar nuestras capacidades mentales de creación de imágenes y percepción. Por lo tanto, eso nos conducirá a formas más elevadas de inspiración y a la larga una percepción consciente al Reino Dévico.

La imaginación: el desarrollo de la imaginación nos abrirá al trasfondo espiritual de la vida física. Recuerda que imaginarse algo no es sinónimo de irreal. Lo que imaginamos es muy probable que sea un reflejo de lo que hayamos observado y encontrado subconscientemente.  Mediante la imaginación abrimos las puertas y mediante la inspiración exploramos.

Para ver la segunda parte de Los Devas de la Naturaleza pincha aquí.

 

 

El Bosque petrificado de Arizona

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El Bosque petrificado de Arizona

Impresionantes imágenes de árboles petrificados en el parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona, un misterio más para añadir a la lista de los inexplicables como ocurre con los dinosaurios. Pero lo cierto es que lo que hoy es un desierto con árboles petrificados ayer era un inmenso bosque verde lleno de vida, y  lo que hoy es una selva puede que sea mañana un nuevo desierto. El canvio y la impermanencia como ley irrefutable del cosmos reflejados en la naturaleza.

Wikipedia: «La fosilización de la madera es un conjunto de procesos por los que todo el material orgánico ha sido reemplazado con minerales (la mayoría de las veces variedades de la sílice), conservando en algunos casos de permineralización los detalles más delicados de la madera, como las paredes celulares. El proceso de petrificación sucede bajo tierra, cuando la madera queda enterrada bajo sedimentos, conservándose gracias a la ausencia de oxígeno. El agua rica en minerales que se filtra por los sedimentos deposita minerales en las células de la planta, de forma que cuando la lignina y la celulosa se descomponen, se forma un molde de roca en su lugar. Elementos como el manganeso, el hierro y el cobre presentes en el agua y el fango durante el proceso de petrificación dan a la madera una variada gama de colores. Los cristales de cuarzo puros son incoloros, pero cuando se añaden contaminantes al proceso adquieren un color amarillo, rojo o de otra tonalidad. La madera petrificada puede conservar su estructura original con todo detalle, hasta el nivel microscópico. Estructuras tales como los anillos de crecimiento y los diversos tejidos pueden observarse con frecuencia. La madera petrificada tiene una dureza en la escala de Mohs de 7, la misma del cuarzo».

ofrenda arbol

Ofrendas a los Árboles (Seres Arbóreos)

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Ofrendas a los Árboles (Seres Arbóreos)

En los ritos y cultos a los árboles de la Europa antigua las ofrendas y los exvotos han sido un elemento impotante que ha mantenido el vínculo entre los humanos y la sacarlidad de árboles y bosques. Tanto por hallazgos arqueológicos, como por textos romanos sabemos de primera mano de estas prácticas, un ejemplo claro nos lo aporta el legado de la Cultura Minoica que se desarrolló a partir de la primera Edad del Cobre en la isla de Creta. Esta civilización fue de carácter Matriarcal y de religión animista orientada al culto a la vegetación. En este caso tenemos un sello en el que aparece un altar, cuyo centro es un árbol o vegetal y alrededor del cual las sacerdotisas rinden culto aportando sus ofrendas.

Otro claro ejemplo lo encontramos en el yacimineto de la Edad del Bronce de Wiglesswade, Reino Unido, en esa localidad se ha encontrado un recinto circular marcado por una zanja alrededor de un centro que contiene una raíz y restos de ofrendas. Se trata pues de un lugar de culto en donde la zanja define el espacio ritual alrededor del árbol mágico o sagardo al cual se le hacían ofrendas.

Ofrendar a los Seres Arbóreos:

Una buena forma de atender y estrechar nuestro vínculo con los árboles y los entes espirituales que los habitan (los Seres Arbóreos) es mediante las ofrendas. La intención de estas ofrendas debe ser claramente altruista y compasiva, sólo de esta forma se forja un verdadero vínculo próspero entre nosotros y estas sabias entidades. Cuando la ofrenda no busca obtener una recompensa, ésta proyecta inexorablemente amor y agradecimiento a la vida arbórea, a su existencia y a todo lo que de ella florece. El agradecimiento es la expresión más elevada de cualquier ofrenda. Cuando es así estas ofrendas y honores son inmensamente apreciadas por los Seres Arbóreos.

Si estas ofrendas además van acompañadas de peticiones, siempre y cuando estas sean fruto de nuestra bondad, los Seres Arbóreos tomaran cartas en el asunto acogiendo nuestras súplicas con gran responsabilidad e implicación, ya que en su aspecto más elevado servir y dar es su propósito último. No es lo mismo hacer una petición que ofrendar algo para obtener una recompensa, así que debemos ser transparentes y coherentes en nuestros propósitos y ver que es lo que realmente nos mueve a solicitar.

Todo posee un cuerpo sutil y vibratorio: no es ninguna tontería ni es para nada ridículo ofrecer algo comestible a un ser que no tiene boca como puede ser un árbol, los Seres Arbóreos se nutren y adquieren la substancia más pura y etérea que desprenden los alimentos, los frutos de la tierra y los elementos como el fuego. 

Tipos de ofrendas para los Seres Arbóreos:

  • Frutas: Las frutas y los frutos secos son muy apreciados por los espíritus de los árboles, sirven para el propósito de agradecer y venerar la existencia y la vida de los árboles. Se depositan entre las raíces y cuanto más natural, ecológica y de temporada sea la fruta mejor. 
  • Fuego: Una ofrenda de fuego, en este caso una vela nos puede servir para potenciar rituales y ceremonias junto a los árboles. Mediante el fuego nutrimos a los Seres Arbóreos con la esencia de la luz y les brindamos excelsos honores. En este caso se enciende la vela a una cierta distancia y se va levantando poco a poco con ambas manos desde el suelo hasta por encima de nuestra cabeza para depositarla luego a los pies del árbol. Esta acción genera en el lugar una sutil fuerza espiritual palpable en el ambiente.
  • Vino o aceite: Para cuando queramos consagrar (hacer sagarado) nuestro árbol, o bautizarlo, también para peticiones o propósitos en los que los queramos a nuestro favor (dentro de sus posibilidades) o para honrar un voto hecho anteriormente. Se pueden hacer libaciones en la parte inferior del tronco y en las raíces a la vez que se expresa el propósito por el cual se hace esa consagración. De igual forma vamos a escoger alimentos ecológicas y naturales.

 

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5 tips para sintonizar con el bosque y los árboles

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5 Tips para sintonizar con el bosque y los árboles

Sintonizar significa coincidir en pensamiento, sentir o frecuencia. Sintonizar con el bosque y con los árboles significa conocerlos y acercarnos desde distintos ángulos a su frecuencia, a lo que son verdaderamente. Cuanto más estemos en sintonía con el bosque más fácil nos será tener una experiencia profunda de conexión con su aspecto espiritual y sutil, es por ello que propongo estos 5 consejos.

¿Quién es quién?:
Cuanto más conozcamos un fenómeno más fácil nos será relacionarnos con él. Leer acerca de los árboles, sobre su botánica, sobre sus cualidades, sobre sus usos etc. nos puede servir para comprender más su mundo. Aprender sus nombres, aprender a reconocerlos, conocer su hábitat y sus características no son informaciones necesarias pero sí son de utilidad. Asimismo cada cultura posee sus mitos, leyendas y simbolismos sobre los árboles: todas estas historias, nos ayudan a expandir nuestras percepciones y nos proporcionan claves para comprender las fuerzas a las que están vinculados. 

 

El Bosque habitado:
Cuando entramos en un bosque, entramos en un  lugar habitado, es decir, la casa de muchos seres vivos, unos físicos y tangibles y otros intangibles y sutiles, por lo tanto es recomendable mostrar el máximo respeto igual que lo haríamos en casa ajena. El hecho de “llamar a la puerta” antes de entrar en cualquier bosque será siempre bien recibido y posiblemente despertará la curiosidad de sus habitantes sobre nuestra persona.

 

Limpiar el lugar:
Desgraciadamente algunos de los lugares y enclaves naturales hermosos visitados por el hombre no escapan a su dejadez y a menudo encontramos una bolsa de plástico por aquí o una lata por allá, colillas de tabaco y otros tipos de despojos. Limpiar estos lugares y acondicionarlos hace que estos recuperen su prístina frecuencia de vida y belleza amén de que es una acción muy valorada por los Seres Árboreos, de hecho les estamos dando un buen pretexto para que nos reciban.

 

La observación:
La observación contemplativa de los árboles es una forma fantástica para entrar en la percepción de su mundo sutil, esta produce un efecto certero sobre nuestro sentir. Nos situamos a una distancia de quince o veinte metros de un árbol grande y lo observamos primero detenidamente desde sus raíces hasta su copa; focalizamos y reparamos en todos sus detalles. Después de unos minutos, vamos abriendo el campo de visión hasta llegar a una panorámica de 180º, de modo que abarcamos la escena entera y permanecemos así un buen rato mirando todo a la vez y nada en concreto. Siempre desde la neutralidad, fuera de juicios.

 

La energía vital de los árboles:
Los árboles transforman la energía solar en energía vital, actúan como transformadores energéticos y baterías. Es más que saludable y aconsejable acercarse a ellos para participar de esa energía y recargarse así positivamente a nivel físico. Podemos hacerlo con las palmas de las manos, abrazándolos, de espaldas, de la forma que más nos inspire, pero siempre desde el silencio. Para muchas personas, la energía vital de los árboles es tangible y posee aspectos definidos según el tipo o especie de árbol al que se aproximan. Sin lugar a dudas y genéricamente, la energía de los árboles y del bosque es de naturaleza femenina, siempre nos abraza, nos estabiliza y armoniza, pero evidentemente hay matices dentro de este espectro. Tratar de reconocer el tipo de energía que posee cada especie de árbol es un ejercicio más que bueno y una forma de empezar a sintonizar con ellos. 

 

Autor: Xavi Callejo de Consciencia Arbórea