«De las cosas que he ido experimentando con los árboles y las plantas es que ellos nos perciben perfectamente y saben como estamos internamente. A veces simplemente pasando por donde están ellos he sentido su influencia en mi aura, como un hormigueo que me cambia estados de ánimo bajos y restablecen la alegría. Abrazando a un árbol he sentido que él le gusta ser abrazado y eso es muy gratificante y es que «Amor… con Amor se paga». Gracias, un abrazo.«

José Antonio Fernandez