«Creo que invocamos la presencia arbórea pero realmente nos respondió la naturaleza entera. Vivimos y recordamos melodías ancestrales demostrándonos que ni la tierra ni el cielo se olvidan de quien es el SER humano. La naturaleza nos vuelve a acoger como un padre-madre (Dios-Diosa), consiguiendo sanar de las heridas que lee en nuestros corazones a través de su gran amor incondicional. De corazón a corazón mil gracias. Chary.«

Chary Ramos