Cultos Arbóreos

Artículos que hacen referencia a las prácticas y cultos dedicados a los árboles y sus númenes.

El simbolismo del árbol según Carl Jung

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Carl Jung, pionero de la psicología analítica, enfatizó la importancia de los símbolos para explorar las profundidades de la mente humana. Entre ellos, el árbol ocupa un lugar central como símbolo universal, a menudo asociado con el axis mundi , o centro del mundo. Jung ve el árbol como un vínculo entre el cielo y la tierra, entre la conciencia y el inconsciente, lo que lo convierte en un símbolo clave de reconciliación y unidad. En este artículo, exploraremos cómo el árbol, según Jung, encarna la búsqueda de la plenitud, el equilibrio de los opuestos y la transformación personal.

1. El árbol como axis mundi: una conexión entre mundos

Para Jung, el árbol simboliza el axelmundi , o centro del mundo, un concepto espiritual que conecta diferentes niveles de existencia. En muchas tradiciones antiguas, el axelmundi se representa mediante un árbol que conecta el cielo, la tierra y, a veces, el inframundo. El árbol se convierte así en un puente, o «escalera de Jacob», entre los reinos celestial y terrenal, permitiendo que el espíritu humano se eleve y explore las profundidades de la conciencia. Este simbolismo del árbol como axelmundi evoca mitos de diversas culturas donde un árbol sagrado, como el Yggdrasil en la mitología nórdica, se yergue en el centro del cosmos. Para Jung, el papel central del árbol no es solo un símbolo cultural, sino que refleja un arquetipo común en el inconsciente colectivo, una estructura psíquica que cada individuo lleva dentro. Al encarnar esta idea de la conexión entre el cielo y la tierra, el árbol representa para Jung un viaje hacia el equilibrio interior y la comprensión de los opuestos en nuestro interior.

2. El árbol y la reconciliación de los opuestos

Un aspecto fundamental de la psicología junguiana es la importancia de integrar los opuestos para el crecimiento personal. Jung veía el árbol como símbolo de esta reconciliación entre dualidades, como lo masculino y lo femenino, lo consciente y lo inconsciente, la sombra y la luz. El árbol, en su estructura, tiene sus raíces en la tierra mientras se extiende hacia el cielo, simbolizando el punto de encuentro de dos polos. Esta dualidad también se encuentra en las partes del árbol: el tronco representa la energía masculina de la estabilidad, mientras que las ramas y las hojas simbolizan la energía femenina de la flexibilidad y la creatividad. Para Jung, es esencial integrar estas dualidades en el proceso de individuación, cuyo objetivo es alcanzar una forma de plenitud y equilibrio psicológico. El simbolismo del árbol ayuda así al individuo a reconocer y armonizar estos aspectos opuestos en su interior. A través de esta reconciliación, el árbol se convierte en un símbolo de sanación y transformación interior, permitiendo a las personas alcanzar una vida más plena.

3. Las partes del árbol y su simbolismo

Cada parte del árbol posee un simbolismo único y complementario. El tronco, fuerte y erguido, se asocia con la virilidad, la fuerza y ​​la estabilidad, representando la base necesaria para el crecimiento espiritual. Refleja los aspectos conscientes y racionales de la personalidad, que Jung considera el elemento masculino. Por otro lado, las ramas y las hojas simbolizan la flexibilidad, la creatividad y el movimiento. Encarnan el aspecto femenino de la psique, la capacidad de adaptación y transformación, como ramas que se estiran y cambian con las estaciones. En esta visión, un árbol sin hojas también puede representar el Árbol del Paraíso, que se marchitó tras la Caída original, simbolizando pérdida y decadencia. En contraste, un árbol con flores y frutos es símbolo de fertilidad y prosperidad, representando la culminación de la individuación y una vitalidad renovada. Jung nos insta a ver cada parte del árbol como un reflejo de nuestras propias fortalezas y debilidades, las cuales debemos reconocer e integrar para alcanzar el equilibrio interior.

4. El Árbol del Origen y la Pérdida del Paraíso

En muchas tradiciones espirituales, el árbol primordial representa el estado de perfección y armonía inicial, como el Árbol de la Vida en el Jardín del Edén. Jung interpreta este árbol primordial como una metáfora de la inocencia perdida. Un árbol marchito y sin hojas se convierte así en un símbolo de decadencia y pérdida espiritual, que evoca la historia de la Caída. Por el contrario, un árbol con flores y frutos simboliza la abundancia, el renacimiento y la prosperidad. Representa la fertilidad y el crecimiento, aspectos esenciales de la vida y la transformación espiritual para Jung. En consecuencia, este árbol floreciente encarna la vitalidad recuperada, el camino de reintegración del individuo hacia un estado de plenitud, enriquecido por la experiencia de la dualidad y las pruebas de la vida.

5. El árbol como símbolo de individuación en la teoría de Jung

La individuación es un concepto central en la teoría de Jung, que describe el proceso de integrar diferentes partes de uno mismo para alcanzar la plenitud. El árbol, con sus raíces, tronco, ramas y hojas, simboliza esta búsqueda de la plenitud, y cada parte del árbol refleja un aspecto de la personalidad. Para Jung, la individuación es un viaje que dura toda la vida, un proceso de transformación personal en el que el individuo aprende a integrar todas sus características y a aceptarse tal como es. En esta búsqueda de la individualización, el árbol representa tanto las profundidades del inconsciente (raíces) como las aspiraciones espirituales (ramas y hojas). Por consiguiente, se convierte en un modelo de desarrollo personal, un símbolo de crecimiento interior donde cada etapa de la vida enriquece la personalidad y contribuye a alcanzar una sensación de plenitud interior.

6. La androginia y la igualdad de las energías masculinas y femeninas

Jung hace gran hincapié en el equilibrio entre las energías masculinas y femeninas dentro de cada individuo. Considera el árbol un símbolo de androginia, que integra armoniosamente lo masculino y lo femenino. En este equilibrio, las fuerzas masculinas, representadas por el tronco, se estabilizan gracias a la flexibilidad y receptividad de las ramas y hojas, que simbolizan las cualidades femeninas. Este equilibrio es esencial en la visión junguiana del desarrollo personal. Mediante la unión de energías opuestas, las personas pueden alcanzar una comprensión más profunda de sí mismas y de sus relaciones con los demás, fomentando un sentido de igualdad y respeto por los diferentes aspectos de la psique.

7. La alquimia y el simbolismo del árbol en los escritos de Jung

En su obra Psicología y Alquimia , Jung explora el simbolismo alquímico y considera el árbol como símbolo de transformación. En la alquimia, el árbol representa el proceso de la «gran obra», la transformación de los materiales básicos en oro, que corresponde al camino hacia la autorrealización. En esta visión alquímica, el árbol simboliza la purificación y la unión de los opuestos, un proceso interior de transformación que acerca al individuo a su verdadera esencia. Así, el árbol alquímico es una imagen poderosa de la búsqueda de la armonía interior, donde elementos aparentemente opuestos eventualmente se fusionan en una unidad armoniosa, como lo masculino y lo femenino, el cielo y la tierra.

8. El árbol y la transformación alquímica: de la materia prima al oro

Para Jung, la alquimia no es solo una práctica ancestral, sino también una metáfora del desarrollo personal. El árbol simboliza este proceso de transformación, en el que las raíces absorben nutrientes de la tierra (materia prima) y los transforman en hojas, flores y frutos, que representan la culminación del trabajo alquímico. En este contexto, el árbol se convierte en un símbolo de purificación, trascendencia y renovación, recordándonos a cada uno la importancia de nutrir nuestras raíces para el crecimiento espiritual.

9. El símbolo del árbol en los sueños y el inconsciente

Para Jung, el árbol suele aparecer en sueños como símbolo de guía y crecimiento espiritual. Los árboles en sueños, ya sea que florezcan, den fruto o simplemente estén presentes, pueden revelar aspectos inconscientes de una persona y partes de su proceso de transformación. Jung analiza numerosos ejemplos en los que el árbol refleja cambios personales, desafíos o deseos de conectar con áreas más profundas de la psique. En los sueños, el árbol a menudo encarna un guía interior, que representa la sabiduría innata que anima al soñador a seguir su propio camino de crecimiento y descubrimiento.

10. El árbol como imagen del yo: un retorno a las raíces y al crecimiento

Jung ve el árbol como una imagen del Ser, la estructura fundamental que sustenta toda la identidad. A través de sus profundas raíces, el árbol invita a las personas a retornar a lo esencial, conectar con los orígenes y nutrir los cimientos de su identidad. Este retorno a las raíces es crucial para la estabilidad emocional y espiritual, permitiendo un crecimiento sano y equilibrado. Así, el árbol encarna una imagen de desarrollo progresivo, donde cada etapa de crecimiento es un retorno al origen, pero con una comprensión más rica y una perspectiva renovada.

11. El árbol en mitos y leyendas: una perspectiva junguiana

Los árboles sagrados aparecen en muchas culturas y religiones como símbolos de sabiduría, vida y conexión cósmica. Jung encuentra en estas leyendas un reflejo del inconsciente colectivo, mostrando cómo la humanidad siempre ha proyectado sus ambiciones y temores en el símbolo del árbol. Desde el Yggdrasil en la mitología nórdica hasta el Árbol de la Vida en la Biblia, el árbol es un vínculo entre las fuerzas creativas y las dimensiones espirituales. Basándose en estos mitos, Jung ve al árbol como una expresión del alma humana, un espejo de nuestras misiones espirituales y nuestra necesidad de comprender nuestro lugar en el mundo.

12. El árbol y la conexión con la naturaleza

El árbol también simboliza la conexión de la humanidad con la naturaleza y la tierra misma. Para Jung, este vínculo es esencial en una era donde la urbanización y la tecnología a menudo distancian a las personas de su entorno natural. El árbol nos recuerda la necesidad de honrar la naturaleza y reconocer la conexión entre los humanos y el universo. Este simbolismo ecológico es particularmente relevante hoy en día, enfatizando la importancia de cuidar nuestro medio ambiente para asegurar el equilibrio espiritual y psicológico.

13. Vida, crecimiento y transformación a través del árbol.

El árbol simboliza el ciclo natural de la vida, la muerte y el renacimiento. Cada estación refleja un proceso de transformación, crecimiento y renovación, recordando a las personas que la vida es un movimiento constante. Jung vio en el árbol una inspiración para el crecimiento espiritual, donde cada paso, cada desafío superado, permite elevarse hacia una conciencia más amplia.

14. Aplicación práctica: Integrar el simbolismo del árbol en la vida diaria

Para aplicar el simbolismo del árbol, se puede meditar sobre este arquetipo y usar su imagen en la visualización. Al integrar este simbolismo, cada persona puede encontrar en su interior una fuente de equilibrio, crecimiento e inspiración para su desarrollo personal.

Conclusión

En conclusión, el árbol, según Carl Jung, es un poderoso símbolo de vida, crecimiento y transformación interior. Representa el axis mundi , el vínculo entre el cielo y la tierra, y la integración de los opuestos. Este símbolo nos invita a explorar nuestras raíces, alcanzar la armonía interior y elevarnos espiritualmente abrazando nuestra dualidad y continuando nuestra búsqueda de la individuación.

Artículo extraído de la web: Tree Urn

Sintoísmo y Árboles Sagrados Kami

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Sintoísmo y Árboles Sagrados kami

Por Xavi Callejo www.conscienciarborea.com

Una pincelada sobre la antigua tradición espiritual japonesa y la sacralidad de sus bosques y árboles.

La visión original religiosa y espiritual de la cultura japonesa, el Sintoísmo, es una forma sofisticada del animismo que afirma la existencia de seres espirituales que se encuentran en la naturaleza o en niveles superiores de existencia. En el Shinto la naturaleza es sagrada. Esta en contacto con la naturaleza es estar cerca de los divinidad, y los objetos naturales son adorados como espíritus sagrados.

En Japón existen cientos de bosques sagrados repartidos por toda la gran isla cuidados y protegidos por monjes sintoístas herederos de una antigua tradición milenaria. En estos santuarios vivientes existen árboles longevos, especialmente sagrados, a los cuales se les considera y venera como Kami. Es raro encontrar un santuario Shinto que no tenga un árbol sagrado, los orígenes de los santuarios comenzaron con los árboles y su naturaleza simbólica puede permear la conciencia humana.

El término Kami no designa a las divinidades como a seres absolutos creadores del mundo y de la vida ya que no marca una diferencia entre el Ser Creador y lo creado. Las dos cosas son Creador y Creación a la vez. Como si se tratara de deidades personificadas al estilo de los dioses menores de la Grecia y Roma antiguas. Así pues, se denomina Kami a cualquier cosa que tenga un poder sobrehumano que pueda influenciar un gran conjunto de cosas.

Los monjes que habitan estos bosques milenarios permanecen en un continuo contacto con sus Kami o árboles sagrados; son pues artífices de prácticas y cultos que perduran vigentes en la actualidad y poseedores de un vasto conocimiento vivo sobre el mundo espiritual de los árboles o llamado también el reino de los Seres Arbóreos. El centro espiritual de la fe de Sintoísta, El Templo de Ise en los bosques de Kumano conduce más de 1.700 ceremonias cada año, incluyendo rituales mensuales, ofrendas y rezos para la paz de la nación y prosperidad, suplicas para la buena cosecha, etcétera.

Desde hace más de 1.300 años, cada 20 años se viene realizando La Ceremonia del Renacimiento, Shikinen Sengu, que consiste en reconstruir con maderas de árboles sagrados todo el Templo de Ise para así transferir la deidad a una vivienda nueva, de modo que la deidad renueva su espíritu y fortalece la vitalidad de la nación. La magnífica ceremonia, sin par en ninguna parte del mundo, ha renovado por generaciones el respeto a lo sagrado, preservando el ciclo de la naturaleza y consolidando el bosque en los corazones del pueblo japonés.

 

Entrevista a Xavi Callejo sobre los Árboles Maestros, Conciencia Arbórea

Los Seres Arbóreos son Entes espirituales y energéticos

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Xavi Callejo - Arboles Maestros

Los Seres Arbóreos son Entes espirituales y energéticos

Entrevista de Cristina Jané de Portal Holístico a Xavier Callejo de Consciencia Arbórea. 

Paso un rato en compañía de Xavier Callejo, miembro del Consejo del Bosque y natural comunicador con árboles, 22 de mayo de 2016

Por un agradable secreto del universo conozco a Xavier Callejo, miembro del Consejo del Bosque. Saber de primera mano como habla con los árboles, los abraza y escucha, me transporta a un mundo mágico, poblado de seres animados, misteriosos y fantásticos, que vuelven a cobrar vida para mi después de muchos años.

Xavier, un buscador incesante de todos los mensajes y Entes que se esconden en nuestras tradiciones más perdidas, me explica pausadamente y con sencillez cómo es su relación con los árboles y con este nuevo mundo que él tiene la suerte de haber reencontrado en la naturaleza. Y siento el profundo amoroso respeto que manifiesta hacia los Seres Arbóreos y hacia todos los miembros del Consejo del Bosque.

En la actualidad Xavier Callejo organiza talleres con el objetivo de acompañara a las personas a reconectar con los árboles y la naturaleza, y es creador del web www.conscienciarborea.com. Aquí os dejo nuestra charla. Ojalá os transporte a la infancia, a las mismas sensaciones de libertad y misticismo que todos sentíamos en el bosque.

¿cómo empiezó tu aproximación a la naturaleza?

Mi despertar, por así decirlo, empezó con un viaje a Alemania, donde conocí a un maestro oriental. Él me empujó a abrazar mi propia tradición antes de abrazar cualquier otra tradición espiritual. “Si quieres ser un monje Chaolin, te costará mucho más que a una persona que ha nacido junto al templo. Si quieres abrazar un conocimiento, antes de nada arráigate a tu tradición”- me decía. Para mí fue un antes y un después.

¿Primero tu tradición? ¿Quieres decir la que conoces?

Sí. Él lo explicaba en el sentido que desde pequeños, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones resuenan con la cultura a la que pertenecemos. Las tradiciones folclóricas, el lenguaje, las comidas, los mitos, las leyendas, los símbolos y los arquetipos son cosas que llevamos grabados en nuestro ADN. Estas memorias nos vinculan a nuestra tradición ancestral y aunque no somos conscientes de ellas, son nuestra base para arraigarnos.

Tiene mucho sentido…

Sí. El maestro le daba un sentido profundo. Decía que un vez nos habíamos arraigado en nuestra tradición, después podíamos abrazar cualquier otra, pero nunca al revés. Primero es conveniente activar la información que llevamos, que somos, como herederos de un linaje antiguo. Es lo que diríamos “hacer o tener unas buenas raíces”.

La verdad es que a menudo buscamos lejos de nosotros

Sí. Aquí buscamos y abrazamos con facilidad todo lo que viene de fuera porque estamos huérfanos de tradición espiritual. No tenemos chamanes íberos o celtíberos, por así decirlo. No tenemos a nadie que nos haya traído el conocimiento y la sabiduría espiritual de esta tierra hasta nuestros días. Lo hemos perdido por el camino. Pero no significa que este conocimiento no exista o que no se pueda recuperar.

Creemos que no tenemos raíces “espirituales” de tradición

Sí, exacto. Pensamos que es mejor y más potente todo lo que nos viene de fuera y esto nos resta poder. Perdemos una gran oportunidad para desplegar todo el potencial de aquello que somos.

¿Y en qué momento perdimos esta tradición?

Con la cristianización. Antiguamente en Europa existió un sustrato de conocimiento que se hermanaba con la naturaleza, en una concepción sacra y un vínculo muy especial con ella. Esta sería nuestra base y nuestro origen. Muchas de las antiguas tradiciones del culto a la naturaleza y a la Madre Tierra han sido absorbidas y sincretizadas. Algunas han sobrevivido, pero ahora las encontramos diluidas y desacralizadas.

¿Como las fiestas paganas?

Exacto. Son tradiciones muy arraigadas y muy antiguas, que tienen su origen en la celebración de los ciclos de la tierra y en honrar al mundo espiritual que habita en la naturaleza, entre otros…

Y las fábulas, leyendas y mitos ¿demostrarían que antiguamente las personas conectaban con la natura como estás haciendo tú ahora?

En parte sí. Lo que pasa es que no podemos verlo con la mentalidad de hoy en día. Hace 1000 o 2000 años se expresaban de otro modo y vivían dentro de otro paradigma. La manera que usaban para transmitir estos conocimientos era a través de un lenguaje alegórico o simbólico.

¿Y como fue tu experiencia de reencuentro con la naturaleza?

Seguí los consejos del maestro y busqué en mis raíces. Pensé que si nuestras leyendas y mitos hablaban de un reino de seres y divinidades de la naturaleza, este reino lo podría encontrar en la misma naturaleza, no se podía haber perdido. Entonces me dije: “si esto ha existido, tiene que estar aquí todavía, ¡yo quiero conocerlo”! Y así fue. Poco a poco empecé a tener experiencias donde se me presentaba este mundo más sutil. La primera fue con el mar.

¿El mar?

Sí. En el mar tuve una primera experiencia en que me sentí unificado con todos los elementos de aquel espacio, de la playa… Y en este estado de percepción surgió una comunicación con el alma del lugar. Fue el detonante para comprender, a un nivel profundo, que todo está animado.

¿Y el reencuentro con los árboles?

Después de esta experiencia en el mar, visité una encina, un árbol centenario que conocía, pero que no había visto nunca a través de estos nuevos ojos. Y sucedió la magia otra vez. Fue una experiencia maravillosa, formidable… Tuve una sensación muy intensa de reencuentro y de sentir que “estaba en casa de nuevo”. Después entendí que había conectado ¡con el ser arbóreo!

¿Un ser arbóreo?

Sí! Los Seres Arbóreos son entidades espirituales y energéticas que habitan y animan los árboles. Son poderosos y atesoran gran sabiduría. Los griegos los denominaban “Dríades” y los Celtas “Númens”.

Uuaaauuu… y la mente ¿qué te decía?

Bueno, en estas circunstancias la mente analítica no pudo decir nada. Comprender qué es un Ser Arbóreo desde la mente es muy difícil, es algo que se tiene que vivir, se tiene que sentir. “¿Puede ser? ¿no puede ser?”¿Qué autoridad tiene el intelecto para decir lo que es verdadero para ti y lo que no lo es? Cuando se está vibrando desde el dedo meñique del pie hasta el último cabello en una experiencia real con este reino, no tienes dudas sino confirmaciones, o sea, una nueva toma de conciencia.

Me imagino que debe de ser difícil de explicar, ¿no?

Sí, es difícil ponerle palabras, pero piensa que todos hemos tenido pequeñas experiencias con el mundo intangible, de las que no hemos sido conscientes porque no se nos ha permitido ir de la mano de la sensibilidad. Pocas familias dan valor, confianza y apoyan a los niños cuando perciben otras realidades. En los talleres siempre me encuentro con personas que explican que de niños, tenían amigos invisibles y que los padres les decían que ¡eran tonterías! ¡Esto es terrible!

Nos cuesta entenderlo si no lo vivimos…

Para entender todo lo que es el Reino Arbóreo hace falta un cambio de paradigma. Según mi visión, un árbol, un bosque, es un fenómeno mucho más grande de lo que percibimos a simple vista. En el planeta tierra, los árboles son la manifestación de una conciencia que forma una gran red de inteligencia. Esta conciencia arbórea, actúa como origen de aquello que conocemos como árboles. Un árbol forma parte de una gran conciencia, que toma forma vegetal aquí entre nosotros.

Es muy mágico todo lo que cuentas…

Y fascinante porque nos abre ¡muchas posibilidades! Nos abre un mundo mucho más vivo, diferente… Un mundo que no es inanimado ni neutro, tal como postula la ciencia mecanicista. Un mundo animado que tiene un gran propósito de evolución en común y muchas cosas para mostrarnos. Comprender qué es un Ser Arbóreo desde la mente es muy difícil, es algo que se tiene que vivir, se tiene que sentir

Se me pone la piel de gallina…

Con los árboles pasa una cosa muy especial. Cuando te  acercas con respeto y con el corazón abierto, te muestran aspectos de ti mismo. Puedes sentir cosas que están dentro de ti y que quizás no le has hecho mucho caso. A través de ellos puedes ahondar en ti mismo, aceptarte y crecer.

¡Qué bonito sentir que un árbol te reconoce!

En mis primeros encuentros con la encina, sentía más fuerte mi amor por la naturaleza. Era cómo si el árbol me enseñara mis valores más puros y de alguna manera se hicieran más evidentes, cosa que me permitía abrazarlos plenamente. La Encina me “inició”, por así decirlo, y me sigue acompañando y mostrándome mis sentimientos más profundos. Es mi árbol totémico, tal como tenían también los antiguos. Al lado de la Encina he reencontrado mis raíces.

¿Y cómo superas la vergüenza o el miedo a explicar a los demás que conectas con los árboles?

Bueno, hay cosas que sólo puedes compartir con quienes sabes que puedes hacerlo. Es una lección que ya tenía aprendida. Sabía que el tiempo hablaría por sí solo y así ha sido. Hace ya cuatro años que imparto talleres y cursos y eso va a más, hay más apertura y también una necesidad profunda de muchas personas en recuperar y restaurar su vínculo con la Naturaleza.

¿Debes ser una persona especial para conectar con un árbol?

Todos tenemos el potencial de conectar y comunicar con el mundo sutil de la naturaleza porque forma parte de nuestra condición, de nuestras memorias y tradiciones. Los antepasados ya conectaban con los árboles, ¿porque no podríamos hacerlo nosotros? Toda esta información y sabiduría ha quedado relegada en nuestro inconsciente, simplemente no está activada.

O sea, que todo el mundo puede conectar con un árbol

Todo el mundo. Lo que nos impide conectar es esta parte de creencias, dogmas y prejuicios… Esto es lo que hace que estemos separados de este potencial. La comunicación con la naturaleza se hace desde el corazón. Todo el mundo siente, es una comunicación intuitiva e instintiva: el sexto sentido.Comunicación-Arboles-6

Pero somos demasiado analíticos…

Sí, llevamos muy bien incrustadas ciertas creencias y además nuestra sociedad promueve el pensamiento analítico en detrimento de la sensibilidad y los instintos. La naturaleza está animada. Esto es una realidad, no una creencia.

La persona que viene a tus talleres, ¿percibe todo esto?

¡Sí! ¡Me llevo muchas sorpresas! La persona que se interesa por el “trabajo” en relación a los árboles y a la naturaleza, viene con la mente abierta, viene dispuesta y encuentra un espacio, unos escenarios y unas fórmulas que facilitan la vivencia. Trabajamos siempre con árboles monumentales y centenarios, los que yo llamo “Los Árboles Maestros”.

¿En qué consiste la técnica consiste?

De hecho no hay técnica, pero sí que conviene una actitud determinada. Tienes que sentir y fluir, vivir el aquí y el ahora y dejar la mente analítica de lado. Es importante tratar a los árboles por lo que son: algo más que organismos vivos. Son seres vivos, sensibles e inteligentes, por lo tanto requieren una buena dosis de respeto y cautela.

Y la comunicación, ¿como se siente?

“Hablar con los árboles” quiere decir que entre un ser humano y un Ser Arbóreo se produce una conexión e inevitablemente una comunicación (un trasvase de información). Ahora bien, no se trata de una comunicación tal como lo entendemos entre personas, sino que es una comunicación de Ser a Ser, de conciencia a conciencia, a través del corazón y más allá del pensamiento.

¿Qué mensajes podemos recibir de un árbol?

Los mensajes arbóreos son contenidos muy potentes que estallan dentro de uno mismo y te conectan a la vida de una forma trascendente. Todos ellos traen siempre el sello del bien común con un propósito a favor de la vida, de la excelencia. Los árboles son seres que han logrado la frecuencia o el estado del Amor Puro.

¿Y podemos llegar a sanar “trabajando” con árboles?

En muchas ocasiones el trabajo con Árboles Maestros nos conduce a una profunda sanación emocional. Estados de ánimo, preocupaciones, traumas… Por ejemplo, alguna persona ha vuelto al útero materno, sin esperárselo, justo allí en dónde se rompió el vínculo con su madre y  esa experiencia le ha dado una nueva comprensión del origen de su problemática.

¿Los árboles te pueden llevar hasta estas memorias?

Sí, claro. Ellos te llevan hasta ese dolor emocional y sucede de forma espontánea y natural a la vez, acompañado de una energía amorosa de aceptación. No hay tensión, ni culpas, ni obligaciones y se abre un espacio de comprensión y una nueva oportunidad de tomar responsabilidades con la vida de un mismo. La vida arbórea entiende que si quieres avanzar, (crecer, evolucionar) necesitas sanarlo y esto además favorece al bien común.

¿Qué pasa dentro de una persona que vive una transformación con los árboles?

Cuando una persona tiene una vivencia fuerte al lado de los árboles, queda impregnada de una energía potente de conexión a la vida, una sensación de renovación. Es como un baño de dulzura que puede durar días o semanas. También se siente muy agradecida y llena de respeto porque lo recibe como un regalo.

Y un vez lo vives, ¿es más fácil revivirlo?

¡Por supuesto! Un vez tienes una experiencia de este tipo, ya no hay marcha atrás, se produce un “clic” dentro de ti. Has sentido la magia y la sabrás reconocer aunque sea en otro espacio o con otro Reino. El paraíso no es un lugar concreto; toda la tierra es un paraíso. Se trata más bien de un estado de percepción y de conexión con la vida.

¿Te gustaría añadir algo?

Sí, siempre tenemos que dejar la puerta abierta, sobre todo con los niños. Ellos ya la tienen porque todavía no disponen de creencias ni dogmas y perciben la vida tal como es. Ellos sienten que los árboles están vivos. Tenemos que volver a ser niños, necesitamos conectar con la Naturaleza de una forma emocional y espiritual porque esto nos permitirá ser embajadores y custodios de nuestra Tierra y estar a la altura de los demás Reinos, para seguir evolucionando conjuntamente.

Muchas gracias Xavier por este fantástico rato. Gracias también a los seres arbóreos y a todo el Consejo del Bosque. No sabes la ilusión que me hace saber que de niña, ¡no estaba equivocada! Personalmente seguiré hablando de hadas, elfos… y personajes mágicos. ¡No lo dudes!

¡Gracias por estar!

Cristina JanéPortal Holístico

 

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