LA DENDROLATRÍA
Veneración por los árboles y bosques en general y por los espíritus que los habitan
La Dendrolatría es casi una constante en todas las culturas del mundo. En la historia religiosa de Europa el culto a los árboles y a sus espíritus, los “númenes”, ha sido un denominador común. Sus orígenes se pierden en el eco de los tiempos pero se puede afirmar que éstas fueron tradiciones de gran importancia en los pueblos Griegos, Romanos, Celtas, Eslavos, Germanos, Íberos etc…
Para nuestros ancestros los árboles y los bosques tuvieron un carácter sagrado y trascendente. En un principio el árbol fue considerado en sí divino y tratado como a un Dios. En un segunda fase, cuando los dioses adquirieron un aspecto antropomorfo, los árboles perdieron su carácter divino directo para pasar a ser la morada de un dios tutelar. En ambos estadios el árbol tuvo un papel fundamental encarnando una vía de comunicación entre el mundo de lo manifestado y el mundo de lo no manifestado o mundo sutil. Los bosques sagrados fueron verdaderos templos naturales como los “Nemeton” de los Celtas o los “Lucus” de los Romanos. En estos templos y en torno a los árboles totémicos giraba toda la vida social, económica y religiosa de la comunidad. Infringir en su sacralidad significaba atentar contra el dios y atentar a su vez al orden natural con repercusiones no deseadas para la propia comunidad.
“Desde tiempos inmemoriales los árboles han sido considerados puentes entre dos mundos, el Cielo y la Tierra, por los cuales ascienden las aspiraciones Humanas y descienden las emanaciones Divinas.»
La Dendrolatría en la Península Ibérica
El Culto a los Árboles en nuestras tierras fueron prácticas de gran importancia en el mundo Íbero y Celtíbero, mayoritariamente extendidas por los Pirineos y las zonas más boscosas de la península como nos explica el historiador, antropólogo y folclorista Julio Caro Baroja en el capítulo «Culto a los árboles y mitos y divinidades arbóreas» de su libro Ritos y mitos equívocos. Asimismo una prueba arqueológica de la sacralidad de nuestros bosques la encontramos en un bronce que data del siglo I a.C. encontrado en el yacimiento celtíbero de Contrebia Belaisca (Botorrita, Aragón), en el cual consta escrita, entre otras, una ley que hace referencia a un bosque sagrado, un encinar, y que establece toda una serie de prohibiciones, normas y castigos para su protección.
Con la llegada de griegos y romanos a la península, estas prácticas y cultos fueron asimilados, por un proceso sincrético, con las divinidades de estos pueblos colonizadores que traían características similares. En los Pirineos se han encontrado antiguos santuarios romanos con altares votivos con referencias epigráficas dedicadas a Dioses como Silvano o Fagus (Dios de la Haya).
Persecución del Culto Arbóreo
En el siglo III, el Cristianismo se instauró como la religión oficial del Imperio Romano: proclamó la existencia de un dios único revelado por la Biblia y tachó de idolatría y paganismo la adoración de las múltiples divinidades de la naturaleza. Con ello empezó la persecución de todas las antiguas creencias y tradiciones, en esencia animistas, con la intención de ser erradicarlas. La destrucción y profanación de los lugares y bosques sagrados fueron procedimientos habituales para imponer la nueva religión. En el Concilio de Toledo del año 661 se anuncia la persecución y castigo de …«los adoradores de los ídolos, los que veneran piedras, encienden antorchas y dan culto a árboles y fuentes». En centro Europa Carlomagno fundador del Imperio Franco sometió a los pueblos Sajones y mandó talara su roble sagrado Irminsul. De otro modo el culto a los árboles fue asimilado a lo largo delos siglos XIII, XIV y XV, bajo curiosas leyendas relacionadas con apariciones marianas en bosques y árboles determinados.
No obstante numerosos vestigios de esos cultos han perdurado en las raíces más profundas de nuestras costumbres, tradiciones y folklore europeos. En la actualidad, en algunos pueblos, encontramos fiestas populares relacionadas con los árboles y la regeneración de la vida vegetal ligada a los ciclos estacionales, por ejemplo las fiestas folclóricas del Árbol de Mayo o Palo de Mayo. La tradición del Árbol de Navidad de origen nórdico, proviene de una práctica íntegramente pagana que fue evangelizada y cristianizada hacia el siglo VII.