Madre Tierra

En el vientre de Mari, Las raices preindoeuropeas de la mitología vasca

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Entrevista a Guillermo Piquero, autor del libro: «En el vientre de Mari. Las raices preindoeuropeas de la mitología vasca.»

Portada del libro «En el vientre de Mari» con oleo de la pintora Paz Treuquil.

Fuente: Editorial Cauac y www.suarra.com

Guillermo Piquero es licenciado en periodismo, aunque los avatares de la vida le han hecho desempeñar otros diferentes oficios. Así, lleva años dedicando su tiempo de manera intermitente a recopilar y sintetizar información e investigaciones en torno a  lo que él denomina “la cosmovisión indígena europea”. Fruto de dicho trabajo son su anterior libro Mitología salvaje (Cauac, 2017) y la reciente creación del Proyecto Divulgativo Suarra, cuyo pilar principal lo constituye una página web concebida a modo de gran banco de datos sobre el universo simbólico prehistórico y la naturaleza humana arcaica. Como parte de dicho proyecto, Piquero lleva años explorando el vínculo etnográfico y mítico de dichas culturas prehistóricas con la cosmovisión ancestral vasca, lo que ha desembocado en la publicación de su último libro: En el vientre de Mari. Las raíces preindoeuropeas de la mitología vasca. (Cauac, 2021). Una obra que se nos presenta en un cuidado formato, con más de 100 fotografías a color y cuyo contenido, irreverente con la línea oficial como el antiguo paganismo vasco, nos invita a reencontrarnos con la espiritualidad naturalista de nuestros antepasados.  

Algunos autores, entre los que te incluyes,  no dudaís en afirmar que el llamado “mito de Mari” tiene su origen en el Paleolítico Superior. ¿No es esto afirmar demasiado?

Bueno, creo que la preponderancia de una gran deidad femenina, como columna vertebral del universo cosmológico aborigen europeo, es un hecho histórico sobradamente conocido y demostrado. En este sentido, podríamos decir que el mito de Mari supone una reminiscencia cultural de una cosmovisión antaño compartida a lo largo y ancho de nuestro continente y que tuvo por protagonista a una Gran Diosa de la vida, la muerte y la regeneración que fue venerada bajo muy diversos aspectos y nombres dependiendo de cada cultura concreta, para posteriormente, y debido al surgimiento de las nuevas civilizaciones y religiones patriarcales, ir desapareciendo paulatinamente durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, hasta pervivir, a partir de entonces, en pequeños y diseminados “islotes culturales” a lo largo de la geografía europea durante los últimos dos mil años.

José Miguel de Barandiaran, quien rescatara para la actualidad gran parte de las leyendas de la tradición oral vasca sobre Mari, ya manifestó hace casi un siglo su asombro ante el hecho de que las leyendas que él identificaba como más antiguas sobre el numen femenino vasco, describían a Mari habitando en el interior de cuevas en donde adoptaba diferentes aspectos zoomorfos o tenía diversos espíritus auxiliares animales a su servicio. El que dichas leyendas hayan pervivido precisamente en el área geográfica en el que en el Paleolítico Superior se desarrolló la primera gran cultura simbólica de nuestro continente (arte franco-cantábrico), cuyo legado mítico ha llegado hasta nuestros días a través de las pinturas rupestres subterráneas de animales y las famosas estatuillas femeninas conocidas como “venus”, constituye un paralelismo simbólico demasiado obvio como para ignorarlo.

De ser así, parece evidente que debe existir una diferencia importante entre lo que representaba Mari para aquellas culturas prehistóricas y lo que representa para los vascos actuales….

Sí, claro. Obviamente, lo que nosotros denominamos en la actualidad mitología vasca no es otra cosa que los retales simbólicos de una antiquísima cosmovisión aborigen desvirtuada por el paso del tiempo y la influencia de las religiones patriarcales indoeuropeas. En este sentido, el libro parte de la premisa de intentar abordar el significado originario del mito de Mari desde la perspectiva animista de nuestros ancestros, lo cual nos obliga, en cierto modo, a despojarlo de gran parte de su actual halo de leyenda y fantasía con el que se presenta en algunas publicaciones. Y es que debemos de tener en cuenta que para nuestros antepasados, Mari no era un arquetipo, una leyenda o un cuento fantasioso inventado junto al fuego, sino que Mari era (o es) real. Sin pararse a reflexionar detenidamente sobre este crucial asunto, es imposible comprender en toda su profundidad y magnitud a la cosmovisión ancestral vasca, pues el llamado animismo vasco no se basa en “creer” que los seres vivos tienen vida espiritual, sino en saberlo, sentirlo y experimentarlo empíricamente como cualquier otra cultura indígena del planeta.

Así, en el libro, se parte de la hipótesis propuesta hace unas décadas por el filósofo y antropólogo Andrés Ortiz-Osés, de que Mari no puede ser descrita meramente como la personificación mítica de la Madre Tierra, sino más bien como su alma o dimensión espiritual, como el ánima mundi  que envuelve, interrelaciona y vivifica a todos los procesos de vida. Y de la misma forma que todos podemos comprender el concepto simbólico de que el alma de una persona se encuentra en el interior de su cuerpo, los antiguos vascos creían que el alma o dimensión espiritual de nuestro planeta se encontraba en el interior de la Tierra, bajo la corteza terrestre, en un particular inframundo en el que se gestaba y regeneraba la vida, y con el que establecía comunicación el pueblo llano a través de ritos y ceremonias sagradas.

Estalagmita de la cueva de Bidarray (Baja Navarra) conocida como Harpeko Saindua (“La santa de la cueva”), en lo que algunos ven un originario culto subterráneo a Mari.

Precisamente Andrés Ortiz-Osés dota a este Mundo Subterráneo de un sentido matricial y se sobreentiende, por el título del libro, que compartes ese mismo enfoque, ¿En qué fundamentas esta hipótesis simbólica?:

No es que sea una hipótesis mía, o de uno u otro autor, sino que basta recurrir a la mitología o a la etnología comparada para comprobar que se trata de una cosmovisión compartida por culturas arcaicas de todos los continentes, incluida la vasca. Esta identificación del mundo subterráneo como una gran matriz primordial se sustenta en el hecho de que para las culturas animistas toda manifestación de vida tiene su origen en la dimensión espiritual de la naturaleza y dicha dimensión, en cuanto generadora de vida, es identificada como femenina. Esta fuerza de la naturaleza inabarcable e inconmensurable, origen y sostén de todo proceso de vida, es lo que representa Mari en los mitos vascos, de ahí su simbólica multiapariencia y capacidad de metamorfosis, pues desde esta perspectiva, todos los seres vivos no somos sino una parte disgregada de esta fuente matricial original que para los antiguos vascos y otras muchas culturas arcaicas, estaba ubicada en el interior de la Tierra.

Para nuestros antepasados, algunos espacios ceremoniales ancestrales como la cueva y su proyección arquitectónica, el dolmen, constituían lugares sagrados simbólica y espiritualmente relacionados con dicha matriz primordial. Del mismo modo, Barandiaran recopiló la extendida creencia entre los habitantes del mundo rural vasco, de que sus casas (etxe) estaban conectadas con este inframundo uterino a través de galerías subterráneas que desembocaban en el fuego del hogar y que permitían a las almas de los difuntos visitar por las noches a sus parientes “del otro lado”. Este precioso testimonio en torno a la conexión del fuego del hogar con el inframundo vasco, constituye sin duda una reminiscencia cultural de la espiritualidad prehistórica que parece haber sobrevivido, sin aparentes fisuras, de la hoguera de la cueva a la cocina del etxe.

Por otra parte, en el libro expones que muchas cuevas o dólmenes no son tan sólo espacios sagrados relacionados mítica y espiritualmente con el Mundo Subterráneo, sino también con el Mundo Celeste…

Bueno, hay que aclarar que yo simplemente me ciño a recopilar y sintetizar una serie de investigaciones de otros autores que yo considero claves para redescubrir dicha ancestral cosmovisión. En este sentido, un trabajo importantísimo para comprender el nexo mítico que nuestros ancestros establecían entre lo celeste y lo subterráneo lo encontramos en las investigaciones de la paleoastrónoma Chantal Jegues-Wolkiewiez, quien en un impresionante trabajo de campo de varios años de duración y tras estudiar unos 130 refugios y cuevas con pinturas, descubrió que prácticamente todas ellas estaban orientadas hacia los solsticios de invierno o de verano. Lo cual venía a demostrar que existe una vinculación directa entre las cuevas decoradas con pinturas y su orientación astronómica. Este hecho también pudo ser comprobado en la emblemática cueva vasca de Praileaitz, alineada con el solsticio de invierno según la investigación llevada a cabo por Lionel Sims y Xabi Otero. De igual modo, el investigador vasco  Xabier Gezuraga descubrió recientemente como la cueva de Lumentxa en Lekeitio, estaba alineada con el equinoccio de primavera y ha desarrollado una fundamentada e interesantísima hipótesis sobre el sentido astronómico de gran parte del arte rupestre paleolítico. También un gran número de dólmenes vascos, que como ya hemos dicho antes, pueden considerarse una proyección arquitectónica de la cueva, están orientados hacia el solsticio de invierno.

Desde un punto de vista mítico, este entrelazamiento simbólico entre lo celeste y lo terrestre es claramente escenificado en muchas leyendas vascas que describen a Mari partiendo de una determinada cueva para posteriormente atravesar el firmamento en llamas hasta alcanzar un nuevo refugio subterráneo. La misma conexión simbólica se evidencia en el conocido mito de Eguzki (Sol) e Ilargi (Luna) que, como hijas de AmaLur (Madre Tierra), desaparecen durante la noche y el día respectivamente en el vientre de la Tierra para renacer día tras día en un ciclo sin fin. Y en el mismo orden de cosas podríamos citar la leyenda de que los encuentros amorosos entre Mari y su consorte, el culebro Sugaar, desatan furiosas tormentas, es decir, un encuentro entre las fuerzas del cielo y de la Tierra. Este emparejamiento amoroso entre Mari y Sugaar parece estar en cierto modo relacionado o incluso puede que tenga su más primitivo origen en los ritos que se llevaban a cabo en dichos espacios ceremoniales subterráneos, en los que se ponían en relación el principio femenino terrestre y el principio masculino celeste a través de ritos asociados a determinados eventos astronómicos como los solsticios o los equinoccios, momento en el cual un haz o “culebro” de luz penetraba en el interior de dichas cavidades matriciales como representación simbólica de la fecundación de la naturaleza.

Amanecer del equinoccio de otoño en «la cueva de Mari» del monte Anboto (Bizkaia).

En este sentido, en el libro nos hablas de Sugaar y Akerbeltz como representaciones arquetípicas del principio de fertilidad masculino de la naturaleza, ¿Podrías explicarnos que representa este concepto cosmológico y cómo interactúa en los mitos vascos con Mari?

Podríamos decir desde un punto de vista arquetípico y simbólico, que para que la vida fructifique en el inframundo, en el mundo matricial subterráneo, es obviamente necesaria la participación del principio masculino de la naturaleza, encarnado en los mitos vascos por dos númenes principales: el culebro de fuego Sugaar y el antropomorfo chivo negro Akerbeltz, demonizados en el imaginario mítico católico bajo las figuras del diablo y el dragón, pero cuyo significado originario como símbolos de fertilidad, aún permanece vivo en la mitología vasca.

Por un lado y como ya he dicho anteriormente, Sugaar encarnaría el principio vivificador celeste que desciende desde las alturas para penetrar en las simas y cavidades uterinas de la superficie terrestre y propiciar así la fecundidad de la naturaleza. Esto nos ayuda a entender porque, un ser alado como el dragón, habita según las mitologías arcaicas en las cuevas. Por otro lado, el papel de Sugaar como amante de Mari en los mitos vascos, que no es otra cosa que una explicación poética del funcionamiento de la biosfera, constituye una pista fundamental sobre el originario simbolismo del dragón en las mitologías de la Europa prehistórica, antes de que las religiones patriarcales lo convirtieran en el demonio alado raptor de mujeres, al que San Jorge o San Miguel daban muerte con su lanza o espada. Este asesinato simbólico del dragón, que puede ser rastreado en prácticamente todas las mitologías indoeuropeas y semíticas, escenifica el triunfo del nuevo modelo de masculinidad mítica que traían consigo las culturas patriarcales que se impusieron sobre el mundo matrístico preindoeuropeo. A partir de entonces, dicho principio masculino de la naturaleza ya no se representaría como una energía vivificadora en forma de culebro que se entrelaza con la Gran diosa, sino como un todopoderoso guerrero masculino que impone por las fuerza sus designios desde el cielo al resto de la naturaleza.

¿Y Akerbeltz?

Pues si bien podemos identificar a Sugaar como “la causa”, es decir, el principio vivificador celeste que posibilita el desarrollo de la vida sobre nuestro planeta, Akerbeltz por su parte representaría “el efecto” de dicho principio vivificador, es decir, a la fertilidad cíclica de la naturaleza que nace y muere  todos los años al ritmo de las estaciones y los ciclos solares; o al menos así parece sugerirlo su semejanza arquetípica con otros dioses de la fertilidad, también astados y antropomorfos, que desempeñan el papel de hijo-consorte de la Diosa (“Dios Año”) en muchas religiones primitivas; por lo que no es descartable, que esa también fuera su originaria función en la mitología indígena vasca. Así, para intentar descubrir los originarios atributos de este “demonizado” y ancestral numen vasco, hay que eliminar de nuestro inconsciente la imagen deleznable que sobre el urdió el catolicismo a lo largo de los últimos siglos, para poder visualizar con claridad que él no es el regente del tenebroso infierno cristiano, sino el del regenerador inframundo uterino vasco.

Su tradicional identificación como icono mítico de los akelarres vascos encaja en esta hipótesis, si entendemos estas ceremonias paganas como parte de un calendario ceremonial pre-indoeuropeo que, de manera común, compartieron las culturas arcaicas de nuestro continente. Dicho calendario estaba determinado por los solsticios y los equinoccios, así como las fechas intermedias entre ambos, que señalaban cuatro grandes ciclos fundamentales: El despertar de la naturaleza a principios de febrero, la época de siembra a principios de mayo, la época de la cosecha a principios de agosto y el letargo o muerte de la naturaleza a principios de noviembre. Quién se tome el tiempo de buscar paralelismos entre estas fechas y algunas de las celebraciones más importantes de la cultura tradicional vasca, encontrará grandes coincidencias.

En el subtítulo del libro calificas a la mitología vasca como de raíz “preindoeuropea”, ¿Podrías explicar el significado de dicho término para quien no esté familiarizado con él?

Podríamos decir de manera resumida que el término “indoeuropeo” comenzó a utilizarse  a mediados del SXIX en el ámbito de los estudios lingüísticos para definir a una serie de lenguas, pertenecientes a una misma familia idiomática, cuya influencia geográfica se extendía originariamente y como nos indica el propio término, desde Europa Occidental hasta el Valle del Indo. De estas lenguas se supone que descienden la inmensa mayoría de las que actualmente se hablan en Europa. Posteriormente se descubriría que los pueblos que originariamente hablaban dichas lenguas, así como la cultura de substrato común que compartían, no eran originarios de dicho espacio geográfico, sino que se impusieron gradualmente sobre las poblaciones autóctonas de dicho territorio durante un largo proceso histórico (invasiones indoeuropeas) que comenzó hace aproximadamente seis mil años. A estas culturas indígenas, anteriores (pre-) a la llegada de los indoeuropeos, se las denomina en el mundo académico bajo el genérico nombre de preindoeuropeas.

Actualmente el uso del término “preindoeuropeo” ha trascendido el mero estudio de la evolución de las lenguas y se utiliza también para definir a todas aquellas cosmovisiones y mitologías anteriores a la llegada del nuevo imaginario mítico (belicista y patriarcal) que trajeron consigo los invasores indoeuropeos. Hasta entonces, las evidencias arqueológicas son bastante explicitas sobre la existencia de una ancestral cosmovisión matrística y naturalista que, en oposición a las deidades patriarcales indoeuropeas, tenía como figura central de su panteón mitológico a una Gran Diosa que regía los ciclos de vida, muerte y regeneración de la naturaleza. De ahí que la mitología vasca, con Mari como figura central de su panteón mítico, sea calificada por numerosos autores e investigadores como de origen pre-indoeuropeo, y lo mismo podríamos decir, como es bien sabido, del euskera.

¿Podrías explicarnos, con más detalle, algunos de los aspectos de aquella cosmovisión preindoeuropea que pervivieron o han pervivido en la cultura tradicional vasca?  

Bueno, del mismo modo que ocurre en otras culturas europeas, en las que hoy en día son perfectamente reconocibles tradiciones, ritos o celebraciones de origen muy arcaico que pueden considerarse reminiscencias culturales de aquella Europa aborigen, creo que no digo nada nuevo bajo el sol al afirmar que en el caso particular de la cultura tradicional vasca no podemos hablar tan solo de reminiscencias, sino de una cosmovisión de raíz global e inequívocamente preindoeuropea. Dicha cosmovisión pervive, casualidad o no, precisamente en el área geográfica dónde en el Paleolítico Superior se forjó la primera gran cultura simbólica de nuestro continente y cuyo universo cosmológico heredaron posteriormente las primeras culturas agrícolas del neolítico preindoeuropeo (según nos demuestran las investigaciones de la arqueóloga Marija Gimbutas). En este sentido y como ya han reseñando a lo largo de las últimas décadas numerosos autores en sus investigaciones, podemos reconocer cuatro grandes pilares característicos de las culturas preindoeuropeas, que también son perfectamente reconocibles en la cultura tradicional vasca:

En primer lugar podríamos citar al idioma y la tradición oral como ejes vertebradores de la cultura vasca. Y así el euskera, que define precisamente a los euskaldunak, es la última lengua nativa de Europa Occidental, una lengua preindoeuropea cuyo estudio etimológico y axiológico nos revela la forma de entender el mundo de nuestros ancestros: es el reflejo oral de la cosmovisión indígena europea. En segundo lugar, citaremos la espiritualidad animista y la mitología simbólica en torno a la imagen de la Gran Diosa como personificación del universo cosmológico preindoeuropeo, que haya en Mari un paralelismo mítico más que evidente. En tercer lugar, y al igual que las sociedades pacíficas y fraternales de la Vieja Europa neolítica que antecedieron al belicismo indoeuropeo, la sociedad vasca mantuvo hasta tiempos históricos recientes una tendencia hacia la equidad social amparada por un derecho consuetudinario propio, con instituciones comunales como el batzarre (concejo abierto) o el auzolan, en el que el concepto de “trabajo” adquiere un valor colectivo en pos del beneficio de la comunidad. Finalmente, en cuarto lugar y como así lo expresa indudablemente el euskera con el famoso sufijo “ba” relativo al parentesco familiar vasco, podemos hablar de una estructura social matrifocal y un linaje familiar matrilineal, como reminiscencia cultural de lo que antaño fuera común a lo largo y ancho de nuestro continente. Las evidencias de esta matriculturalidad de las sociedades prehistóricas europeas, fueron halladas en el SXIX por J. Bachofen a través del estudio de numerosos autores de la literatura clásica grecorromana y se corroborarían, casi un siglo después, con los hallazgos arqueológicos en infinidad de yacimientos del Neolítico preindoeuropeo que mostraban la preponderancia de lo sagrado femenino en el universo simbólico de aquellas sociedades prehistóricas.

En el libro propones que la propia significación etimológica del nombre de Mari pudiera hacer referencia a esta preponderancia de lo sagrado femenino en la cultura aborigen vasca, tanto a en el plano familiar como en el plano mítico o espiritual…

Si, la clave de esta interpretación que propongo radica en el hecho de interpretar el sufijo –ari no con el sentido de “oficio” como tradicionalmente afirman algunos investigadores (Mari = ”el oficio de ser madre”), sino a través de una significación, en cierto modo análoga, a través de la palabra hari (“hilo” en euskera) que a su vez está emparentada con la palabra aria (“estirpe, casta o linaje”). Esta relación lingüística entre ambos términos no puede considerarse casual, pues del mismo modo encontramos que la palabra latina linum (“hilo de lino”) está en el origen del término castellano “línea”, que a su vez deriva en la palabra “linaje.” Por todo ello, podríamos aventurarnos a proponer que tanto el término “Mari” (ama+hari) como el de “María” (ama+aria), podrían traducirse literalmente como “matri+lineal”, o si se prefiere “linaje+materno.” A esto habría que añadir, para completar esta hipótesis, que hoy sabemos por los textos e inscripciones funerarias de algunos pueblos del mediterráneo pre-indoeuropeo, que el término ama (“madre” en euskera) era usado por aquellas culturas con significación análoga al de “Diosa”. Por consiguiente, “Mari” podría interpretarse o traducirse como la “Diosa/Madre del linaje o de la estirpe (vasca)” y de ahí que los nuevos Señores Patriarcales del medievo vasco, utilizaran en algunas leyendas (Diego López de Haro, etc…) la imagen de Mari como esposa mítica para justificar la supuesta nobleza de su estirpe.

Por otra parte, algunos autores como José Miguel de Barandiaran, encuentran un nexo lingüístico entre el nombre del personaje mítico Mairu y el de Mari. Esto encaja también en nuestra hipótesis, pues el termino iru (“tres” en euskera) está en el origen de la palabra irun (“hilar”), ya que como apunta Juan Antonio Urbeltz, el origen primigenio del acto de hilar radicó en comenzar a trenzar tres hilos. Esto podría guardar también relación con el hecho de qué las conocidas diosas del destino de las mitología arcaicas europeas fueran tres hermanas hilanderas, como las Moiras griegas, las Parcas romanas o las Nornas escandinavas. Igualmente, están relacionadas con el simbolismo del hilado los personajes míticos de las mairis vascas y sus parientes peninsulares las moras o mouras, quienes según relatan infinidad de leyendas, construyeron los dólmenes trasportando las pesadas piedras de su estructura al mismo tiempo que hilaban ayudadas de su huso o de su rueca.

A todo esto habria que añadir, obviamente, que la imagen arquetípica por excelencia de Mari en la mitología vasca es la de una mujer hilando en la boca de una caverna, lo cual podría interpretarse desde la perspectiva de que dicho lugar, como entrada mítica por excelencia al Mundo Subterraneo, representa una frontera simbólica entre el Mundo físico y el espiritual, y Mari se vale de su hilo dorado para mantener unidas estas dos realidades paralelas que forman parte de su ser. Este hilo tendría pues un claro sentido umbilical, no solo desde un punto de vista maternal como representación simbólica de nuestro origen físico, sino también desde un punto de vista espiritual, como axis mundi que entrelaza el Mas Allá subterráneo (en el que moran las almas de los antepasados), con la superficie terrestre (en la que habitan sus parientes vivos “del otro lado”). Mari sería pues, al mismo tiempo, hacedora y encarnación de ese “Gran Tejido Sagrado” del que hablan numerosas tradiciones espirituales indígenas, formado por la interrelación de infinitos hilos de vida y que personifica el numen vasco a través de sus múltiples apariencias y metamorfosis.

El hilo dorado de Mari y su simbolismo umbilical como nexo de «los vivos» con las almas de los antepasados de su linaje, parece evocarse en el ancestral rito animista de las argizaiolas (Amezketa, Gipuzkoa).

Web del autor Guillermo Piquero: https://www.suarra.com/

Los Devas de la Naturaleza (2)

692 559 Consciencia Arbórea

Los Devas de la Naturaleza (2)

Parte II – Breve síntesis del mundo de los Espíritus de la Naturtaleza

LA COCREACIÓN Y LA COOPERACIÓN PARA UNA NUEVA TIERRA

Los Devas son una realidad que interactúa con nuestro universo físico y tangible. El ser humano puede a través de su conocimiento tener una comunicación y colaboración consciente para mejorar las condiciones de vida en el planeta.

“En cualquiera de los campos de acción el ser humano puede relacionarse con los Devas, ya que, de forma negativa, positiva o neutra ya se está relacionando. Así que la primera condición es reconocer la íntima fraternidad que tienen con nosotros. Ángeles, Devas y hombres están recibiendo la presión evolutiva que nos lleva hacia una nueva era de cooperación y en esta nueva etapa las condiciones necesarias son: Sencillez, Impersonalidad, Rectitud y Pureza. No se trata de un reglamento sino de una altura evolutiva mínima que debemos alcanzar, a la vez que constituyen una salvaguarda de desequilibrios que se puedan producir al poner nuestras deficiencias en contacto con esas fuentes de poder.” Vicente Anglada

REQUISITOS: existen algunos requisitos que deben cumplirse antes de que alguien se convierta en pleno protegido por el Reino Dévico, el Individuo:

  • Debe tener “Pureza de corazón”: Significa que su corazón debe ser más fuerte que sus deseos a la hora de establecer una relación con este reino.
  • Debe ser libre: Esto no significa que no deba asumir responsabilidades, implica un tipo de mente libre. Se refiere a un pensador libre y creativo que no debe estar ligado a las estructuras de las creencias sociales o religiosas.
  • Debe estar abierto: Apertura a nuevas ideas y posibilidades y nunca debe estar atado al pasado o al presente. Esto implica una especie de inocencia infantil abierta y receptiva a nuevas maravillas.
  • Debe ser generoso cuando trata con los demás. Ser caritativo es tener una disposición a realizar buenas acciones bajo cualquier circunstancia.
  • Debe ser educado y hospitalario. La educación y la cortesía son esenciales en todos los reinos y con todas las formas de vida.
  • El individuo debe ser sincero y franco en palabras y hechos. La sinceridad es importante para este reino y raramente realizan juramentos pues tienen un total desdén por la mentira.

Cuando el Ser Humano trabaja cooperando con el Reino Dévico:

  • Se puede influir sobre el estrés geopático se pueden cambiar en instantes elementos contaminantes atmosféricos en elementos no contaminantes, puede disminuir la actividad sísmica, incendios, olas de calor, etc.
  • Se pueden crear espacios muy armónicos, fértiles y especiales de gran belleza y sanación. (Findhorn).
  • Se pueden “limpiar” (liberar y recualificar) energías antiguas y densas que la tierra y los lugares han absorbido, es decir liberar memorias de horror, de dolor, de odio, liberar contratos y abusos de la energía dévica.
  • Se pueden crear lugares de anclaje y encuentros con estas energías para el crecimiento espiritual del Ser Humano.
  • Se puede recibir bendiciones en forma de inspiración artística y creativa, en forma de consejos y revelaciones, en forma de sucesos afortunados, en forma de regalos como objetos naturales.

El Reino Dévico también evoluciona junto al Ser Humano.  Al estar cerca de nosotros los Elementales tienen mayores oportunidades para desarrollar una “personalidad” y ascender dentro de su jerarquía. Del mismo modo también evolucionan al cumplir un servicio asociado a su naturaleza. Por ejemplo: el aspecto terapéutico de una planta puede amplificarse o potenciarse cuando la persona se alinea con la planta e invoca al elemental de planta. Lo que ocurre es una respuesta positiva manifestando las bondades del espíritu grupal de la especie; ese psiquismo que, aunque incipiente, tiene el aval divino para desdoblar su química en vibración de bondad y servicio hacia su invocador.

LOS MEJORES MOMENTOS Y LUGARES PARA EL ENCUENTRO

Los momentos intermedios o de cambio: Los tránsitos de la noche al día y del día a la noche poseen una fluctuación energética sutil que facilitan estados no ordinarios de consciencia, son momentos intermedio, no es de día ni tampoco es de noche, y eso los hace también especiales y propicios para el encuentro entre dimensiones. Los solsticios y equinoccios han sido fechas señaladas como mágicas desde la antigüedad porque son periodos intermedios de cambio de ciclo y poseen la propiedad de ejercer de puertas inter-dimensionales.

  • Amanecer – Anochecer / Mediodía – Medianoche / Solsticios – Equinoccios

Los lugares intermedios en donde se cruzan los elementos. Cualquier lugar que no sea ni un lugar ni otro, que sea indeterminado. Los cruces de cualquier tipo son puntos en donde los dos mundos se encuentran, puntos en donde los velos que los separan son más tenues. Lugares arcanos de poder, puntos megalíticos, lugares legendarios, lugares con topónimos asociados.

  • Donde se dividen las corrientes de agua
  • Cruces de caminos, recodos del camino
  • Playas y orillas del mar y de lagos, Islas
  • Debajo de los puentes, vallas y setos de protección
  • Cuevas y aperturas en la tierra, umbrales
  • Claros en el bosque
  • Charcas de las mareas o de la lluvia, todas las Fuentes

SEÑALES DE ACERCAMIENTO Y PRESENCIA DE LOS DEVAS

  • Un inexplicable y súbito temblor o murmullo de hojas
  • Un torbellino de polvo
  • Briznas de hierba que se doblan sin un motivo aparente perceptible
  • Súbitos e inexplicables escalofríos cuando estás solo en la naturaleza
  • La sensación de un insecto caminando por tu cabello, cuando no hay ninguno
  • Una onda en el agua no ocasionada por nada tangible
  • Apercibir semblantes en los troncos de los árboles y arbustos
  • Momentos de risa incontrolada
  • Una pérdida de tiempo inexplicable
  • Oír música de fuentes desconocidas
  • Un destello de luz o un movimiento rápido y repentino con el rabillo del ojo
  • Sentir que el entorno o el bosque te está observando
  • Cuando los niños hablan consigo mismos mientras juegan en la naturaleza
  • Cuando sientes telarañas en tu cara y no hay nada en donde se puedan sujetar
  • Cuando nos llega la fragancia de una flor o árbol surgida de la nada
  • Cuando sentimos que un pájaro canta especialmente para nosotros
  • Cuando nos sentimos excesivamente e inusualmente “dormidos” o cansados en la naturaleza

Esta es la segunda parte, si quieres ver la primera parte del de Los Devas de la Naturaleza pincha aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Devas de la Naturaleza (1)

710 459 Consciencia Arbórea

Los Devas de la Naturaleza (1)

Parte I – Breve síntesis del mundo de los Espíritus de la Naturtaleza

“Devas” en sánscrito significa “Seres brillantes”, también “Divinidades benévolas”. El “Reino Dévico” es el término que se utiliza en occidente para denominar a todos aquellos seres sutiles que habitan el plano energético de la Naturaleza, que lo gobiernan y que lo sustentan. Este reino se desarrolla en una evolución paralela a la del ser humano, siendo ésta supervisada por los Arcángeles. Se le llama también Reino Feérico, Reino Elemental, Pueblo secreto, La Gente Menuda, etc.  y engloba a todos los Espíritus de la Naturaleza.

Los Devas son seres sutiles de naturaleza impersonal (ausencia de ego) y de cuerpo energético, dicho de otro modo: son consciencia que se expresa en energía. Se les atribuye las funciones de constructores y sostenedores de la vida física natural pues actúan como agente que hace posible el paso que va de la esencia a la sustancia (energía–materia), este es su trabajo. Así pues, la manifestación de la materia existe gracias a que ellos impregnan el campo etérico de esa misma con su propia vibración de vida e inteligencia.

CARACTERÍSTICAS DE LOS DEVAS  o DEL REINO DÉVICO

 La energía es al Deva lo que la materia es al Humano.

  • La esencia Dévica es diferente de la materia atómica a la cual pertenecen la humanidad y el reino mineral, animal y vegetal de nuestro planeta. A pesar de ello, evolucionan en estos reinos, pero manejando y viviendo en la energía en la Cuarta Dimensión o Región Etérica. Nosotros lo hacemos viviendo y manejando la materia.
  • La Humanidad tiene su centro de conciencia en la facultad mental, mientras que el Deva la tiene en la intuición eso les permite trabajar con un gran sentido colectivo de interconexión, aún sin razonar porqué lo hacen, y se expresan con sentimientos y emociones.
  • La Humanidad evoluciona dentro de formas separadas y en la creencia (ilusión) de independencia mientras que los Devas evolucionan dentro de aspectos energéticos necesariamente interconectados y jerarquizados.
  • El Reino Dévico es básicamente de naturaleza receptiva. Todos sus seres son receptáculos en potencia de los patrones de pensamiento que emite el ser humano.
  • Los cuerpos de estos seres son como vehículos energéticos que gozan de completa plasticidad. Cuando «piensan» o sienten lo hacen a través de sus cuerpos, proyectando luz, color y símbolos. Cuando se hacen visibles para el ojo humano aparecen como energía en un estado denso sin llegar a ser materia.
  • Son los encargados de la formación y cuidado de la naturaleza, como también de la vida en la Tierra y gravitan hacia su tarea como el hombre gravita hacia el suelo. Es un proceso natural no pensado. Dado que la materia se da gracias a su trabajo se los puede considerar guardianes de grandes claves para la creación y la transformación de la realidad.
  • El Reino Dévico está jerarquizado: a más desarrollo y sentido ético más evolucionado está cada ser que compone esa jerarquía:
    • Los Devas y los Grandes Devas
    • Los Seres Mitológicos
    • El Reino de las Hadas
    • Los Espíritus de la Naturaleza
    • Los Elementales de la Naturaleza

RELACIÓN ENTRE HUMANOS Y DEVAS

El Reino de los Espíritus de la Naturaleza o Reino Dévico desgraciadamente no es reconocido ni integrado por las sociedades tecnificadas aunque sigue latente a un nivel inconsciente, sigue siendo una realidad olvidada, pero ¿Podemos asegurar rotundamente su inexistencia?

En la vida Dévica hay una tendencia de forma natural a manifestarse al hombre como una fuerza que le impulsa a enfocar su conciencia en el aspecto oculto de su universo para que no se pierda en el mero aspecto exterior y material de las cosas. Así todas las tradiciones de todos los pueblos tienen todo un universo Feérico o Mágico que se acepta como algo natural y cuyas normas se aceptan como hechos naturales.

AXIOMA: La Energía obedece al Pensamiento – El Ser Humano ordena el Elemental actúa – El Ser Humano propone, El Reino Dévico dispone

Los Devas fueron representados en la antigüedad como Dioses Mitológicos, objeto de veneración integrados en ritos sagrados de Protección de las cosechas, para condicionar el clima, aquietar las aguas, contener tempestades, ¿Por qué no podríamos co-crear con ellos del mismo modo?

En la época de Atlantis, El Reino de los Espíritus de la Naturaleza (Reino Dévico) y la humanidad eran como un matrimonio en el cual la humanidad era la polaridad masculina y los Devas la femenina. La leyenda de Aladino y la Lámpara Maravillosa contiene la oculta verdad sobre la relación entre los Devas y la humanidad, Aladino siendo el elemento humano y el genio representando las fuerzas dévicas ‘que esperan nuestras órdenes’.

Dicho de otro modo, como componente femenino, los Devas son receptivos y esperan instrucción. La humanidad, siendo el aspecto masculino, es responsable de proveer los patrones de pensamiento, el anteproyecto que los Devas han de personificar. El pensamiento, formulado claramente y activado por el deseo es captado por los Devas y materializado en forma.

LLAVES PARA CONECTAR CON LOS DEVAS

El Reino Dévico se encuentra tan solo a la distancia que le permitamos estar Actualmente, aunque nuestra existencia pueda parecer más segura y protegida, también ha perdido gran parte de su fascinación y alegría. El Reino Dévico nos recuerda que mantengamos viva la alegría y la creatividad y nos demuestra que ningún mundo muere.

Conectar y comunicar con Los Devas implica un acoplamiento de energías entre ambos Reinos. Por ello se precisa de un entrenamiento que nos permita sintonizar paso a paso con las energías elementales y dévicas antes de que pueda tener lugar una comunicación clara y efectiva.

De camino a encuentros conscientes con Los Devas

Sintonizar con los 4 elementos: Para sintonizar, conectar y trabajar con el Reino Dévico y es importante aprender a trabajar con el nivel elemental de su jerarquía. Los 4 tipos de Elementales Tierra/Gnomos, Agua/Ondinas, Aire/Sílfides, Fuego/Salamandras. Estos existen en todos los aspectos de la naturaleza y en cada uno de nosotros: componen todo lo que puede percibirse por los 5 sentidos.

El instinto: Nuestro cuerpo físico es la base de nuestras percepciones. Seamos conscientes de ellas o no, la mente subconsciente estrechamente ligada al cuerpo, capta todas las expresiones de frecuencias y energías que hallamos.

La visualización creativa: el uso de la visualización creativa nos ayuda a desencadenar nuestras capacidades mentales de creación de imágenes y percepción. Por lo tanto, eso nos conducirá a formas más elevadas de inspiración y a la larga una percepción consciente al Reino Dévico.

La imaginación: el desarrollo de la imaginación nos abrirá al trasfondo espiritual de la vida física. Recuerda que imaginarse algo no es sinónimo de irreal. Lo que imaginamos es muy probable que sea un reflejo de lo que hayamos observado y encontrado subconscientemente.  Mediante la imaginación abrimos las puertas y mediante la inspiración exploramos.

Para ver la segunda parte de Los Devas de la Naturaleza pincha aquí.

 

 

El Bosque petrificado de Arizona

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El Bosque petrificado de Arizona

Impresionantes imágenes de árboles petrificados en el parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona, un misterio más para añadir a la lista de los inexplicables como ocurre con los dinosaurios. Pero lo cierto es que lo que hoy es un desierto con árboles petrificados ayer era un inmenso bosque verde lleno de vida, y  lo que hoy es una selva puede que sea mañana un nuevo desierto. El canvio y la impermanencia como ley irrefutable del cosmos reflejados en la naturaleza.

Wikipedia: «La fosilización de la madera es un conjunto de procesos por los que todo el material orgánico ha sido reemplazado con minerales (la mayoría de las veces variedades de la sílice), conservando en algunos casos de permineralización los detalles más delicados de la madera, como las paredes celulares. El proceso de petrificación sucede bajo tierra, cuando la madera queda enterrada bajo sedimentos, conservándose gracias a la ausencia de oxígeno. El agua rica en minerales que se filtra por los sedimentos deposita minerales en las células de la planta, de forma que cuando la lignina y la celulosa se descomponen, se forma un molde de roca en su lugar. Elementos como el manganeso, el hierro y el cobre presentes en el agua y el fango durante el proceso de petrificación dan a la madera una variada gama de colores. Los cristales de cuarzo puros son incoloros, pero cuando se añaden contaminantes al proceso adquieren un color amarillo, rojo o de otra tonalidad. La madera petrificada puede conservar su estructura original con todo detalle, hasta el nivel microscópico. Estructuras tales como los anillos de crecimiento y los diversos tejidos pueden observarse con frecuencia. La madera petrificada tiene una dureza en la escala de Mohs de 7, la misma del cuarzo».

El diálogo de las plantas

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El diálogo de las plantas

El diálogo de las plantas: un complejo lenguaje da muestras de la “inteligencia verde”

Se han descubierto unos cien vocablos utilizados por las plantas, creados a partir de la combinación de más de 200.000 sustancias de origen vegetal.

Un estudio realizado por científicos del Instituto de Química Ecológica Marx Planck, en Alemania, reveló que las plantas son mucho más que las formas de vida primitiva que solíamos creer. No solo son capaces de emitir sustancias químicas para defenderse de insectos nocivos, sino que son capaces de comunicarse entre ellas mediante un complejo vocablo hormonal.

El investigador Ian Baldwin, actualmente en el International Leibniz Research School for Microbial and Biomolecular Interactions, estudia las reacciones químicas de las plantas ante diferentes estímulos y sus efectos. De esta forma, Baldwin descubrió que las plantas no solo son capaces de comunicar frases tales como “estoy herida” a sus semejantes, sino que incluso pueden expresar cómo y en qué lugar lo están. Este nivel de complejidad comunicativa dado entre los autótrofos (organismos que fabrican su propio alimento), el cual ha sido cada vez más estudiado en los últimos años, se ha ganado en el círculo científico el nombre de “inteligencia verde”.

Tras años de investigación en el campo de la botánica, los científicos descubrieron que la eficacia de las sustancias análogas a las hormonas animales usadas por las plantas es frecuentemente mayor que la de las producidas por los insectos. Dialogan entre ellas por medio de moléculas volátiles; piden auxilio y hasta comunican sus dolores a sus compañeras. Hasta el momento, se han descubierto unos cien vocablos utilizados por las plantas, creados a partir de la combinación de más de 200.000 sustancias de origen vegetal. Esta verdadera forma de inteligencia sorprende a la científicos, quienes creían que el lenguaje era un atributo limitado los a seres superiores.

Aparte de estas actitudes “sociales”, se ha comprobado que las plantas tienen una proyección a futuro para asegurar su bienestar. Desde casos como el de la parasitaria “Cuscuta pentágona”, que tiene predilección por el olor a tomates y se inclina para crecer hacia su futuro huésped, hasta las especies que detectan crecimientos competitivos y emprenden su propio crecimiento en dirección contraria a la sombra que estos arrojarán, estas amigas verdes parecen no ser tan distintas a todas las otras formas de vida, después de todo.

Otro hecho sorprendente acerca de la vida de las plantas es su capacidad de defensa contra ataques externos. Por ejemplo, existen varias especies que reaccionan ante la oruga u otros predadores liberando mensajeros moleculares volátiles que atraen a predadores de sus atacantes. Y no solo eso, sino que las plantas cercanas reciben mensajes que las estimulan a liberar de igual forma al “llamador de predadores”, formándose así un verdadero grupo de defensa.

El maravilloso mundo hormonal de los vegetales y sus interacciones sociales todavía promete muchas sorpresas para los botánicos. Hasta el momento, no solo se ha comprobado que estos seres poseen los cinco sentidos análogos a los de la especie humana, sino que además parecen estar dotados de otras formas sensitivas desconocidas en nuestra especie, tal como la capacidad extrasensorial y otras.

Los análisis electrográficos realizados por equipos de investigación internacionales durante años han comprobado que las plantas efectivamente son capaces de “leer” los pensamientos de su dueño, incrementando o disminuyendo su permeabilidad eléctrica cuando este tiene intenciones de regarla, les habla o si está dispuesto a causarles un daño. Incluso se ha descubierto una reacción de terror en cuanto un individuo que acaba de asesinar a otra planta se para frente a ellas.

 

Artículo publicado originalmente en la revista 2013 y más allá

Orígenes del «Tió de Nadal»

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Orígenes del «Tió de Nadal», La Tronca o Tizón de Navidad 

El Tió de Nadal es una tradición antigua pagana no cristianizada muy arraigada en Catalunya y en zonas de Aragón. En su versión moderna esta tradición consiste en tomar un tronco a partir del día de la Inmaculada Concepción, dejarle comida cada noche y taparle con una manta para que no pase frío. Al llegar el día de Navidad, los niños de la casa lo golpean con bastones mientras cantan canciones tradicionales, para que «cague» regalos y dulces por debajo de la manta. 

Niños haciendo «cagar» el Tió de Nadal

En sus orígenes, esta tradición celebraba el solsticio de invierno, el cambio de ciclo de oscuridad al ciclo de luz, y para ello era fundamental el fuego como elemento de cambio y transformación. Originariamente el tronco se quemaba el día de navidad y se golpeaba con bastones para augurar abundancia para el nuevo ciclo, pero con el tiempo y la desaparición del fuego a tierra de los hogares desapareció la costumbre y con ello su sentido profundo. Veamos qué significados y sentidos  esconde esta tradición.

Para empezar tenemos que El Tió de Nadal está relacionado el culto al Sol.  La palabra solsticio proviene del latín solstitium que, a su vez, se forma de dos palabras: Sol y statum (estático) y se refiere al hecho de que el Sol no cambia de trayectoria durante tres días alrededor de la fechas correspondientes a los solsticios. Tanto el solsticio de verano como el solsticio de invierno suceden los días 21  de junio y diciembre respectivamente. A partir de este momento es cuando ocurre el fenómeno astronómico en el que el Sol no varia su trayectoria durante tres días y por lo tanto la duración del día y de la noche tampoco varian.

El Tió de Nadal tradicional

Es a partir del cuarto día (después del solsticio) que el Sol empieza a mover esa trayectoria y esto se traduce en que el día tendrá unos minutos más de luz que los tres anteriores días en el caso del solsticio de invierno y unos minutos menos de luz en el caso del solsticio de verano. Entonces el día solar, en el Solsticio de invierno, empieza a crecer y así progresivamente a lo largo de seis meses hasta su máxima duración y altitud. Por ello sabemos que el día de Navidad, no se refiere a la natividad del niño Jesús, se refiere al renacimiento del ciclo solar de la luz, el Sol Invictus Romano: la Navidad es la celebración del renacimiento de la Luz solar que año tras año, ciclo tras ciclo, gana la partida al ciclo de la oscuridad y perpetúa la vida.

La razón por la que el tronco de Navidad se quemaba el 25 de diciembre era pues homenajear el renacimiento del ciclo de la luz recreando de forma simbólica al astro rey,  recreando a la luz y su acción dispensadora de vida a través del fuego que es hijo del Sol.

Por otro lado tenemos el tronco que representa al Árbol, el árbol es el guardián de bosques y montañas y el embajador de la madre naturaleza que contiene sus mismos atributos de fertilidad y abundancia. En ese caso el Tió de Nadal era un tronco grande de un árbol caído que representaba el reposo de la naturaleza en invierno y que en su interior albergaba latentes sus atributos. Cuando a ese tronco se le está entrando en casa es una forma de llevar al hogar el espíritu benefactor de la naturaleza y todo lo que conlleva, por eso recibe un trato de respeto y cuidados como si de un humano se tratara.  Vemos pues que el tronco, aunque muerto, se le atribuye vida propia, se le atribuye «alma» y el poder de convocar cosas buenas. 

El fuego, representa al Sol y encarna el poder de transformación

El echo de pegar al tronco (tras haberlo prendido) con bastones y cantar una suerte de «decretos» en la fecha señalada,  nos habla de la intención de “despertarlo” de su letargo y activar sus capacidades generativas. Así mismo con la presencia de los regalos se estaba reproduciendo (por simple magia simpática) el poder fértil y abundante  que la misma naturaleza y la misma tierra vendría a traer en su nuevo ciclo. «Activar» el Tió de Nadal era por lo tanto un acto, un pequeño ritual de abundancia y buen augurio para la temporada que empezaba.

Por último, tenemos que las cenizas resultantes del tronco después de ser quemado eran recogidas y esparcidas por la casa y el campo como agente mágico y protector. En este caso las cenizas representaban la alquimia resultante de todo el proceso y una vez más dignificando cada etapa y cada función del Árbol se culminaba el ritual congeniando el lugar con su memoria trasmutada.

Así pues y resumiendo encontramos que en sus orígenes paganos la tradición de el Tió de Nadal, El Tizón de Navidad es una combinación de culto arbóreo y culto solar asociados a una magia simpática de buen augurio y protección.

 

Los peligros de las meditaciones masivas

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¿Conoces los peligros de las meditaciones masivas?

En estos tiempos que corren tan convulsos y en los que muchas personas deseamos que se den cambios reales planetarios, se hace más necesario que nunca servir a aquellos propósitos por los cuales cada cual cree que vale la pena vivir para el bien de uno y de todos. Es por ello que  desde el mundo de la espiritualidad surgen todo tipo de propuestas e iniciativas cargadas de intenciones que pretenden impulsar estos cambios necesarios para el despertar de la humanidad y la salvación planetaria. Pero…¿Son todas estas propuestas válidas? A mi entender NO!

las meditaciones masivas codificadas en supuestos «portales» encierran peligros que pueden en gran medida hacer el efecto contrario a la intención de la propia «meditación». Expongo algunos consejos que te pueden ayudar a descodificar estas controvertidas propuestas.

Frente a las meditaciones masivas o planetarias deberías saber:

Debes saber quiénes son las personas físicas que proponen las «meditaciones»

¿En el nombre de quién o de qué estas conectando, meditando? Ponle nombre, apellidos, cara y ojos a la persona u organización que ha propuesto la meditación. Infórmate, investiga sobre su quehacer. No puedes entregar tu poder a solo una intención que si ni siquiera sabes quién hay «detrás», sino de ese modo estarás sirviendo a terceros. Tampoco basta una buena intención, el mundo y sus dirigentes están cargados de «buenas intenciones» y mira como va.

Los ‘portales’ numéricos no existen son un fraude

¿Qué es un portal?, ¿Alguien sabe a lo que se está refiriendo, alguien los ha podido contrastar? Nadie sabe exactamente que es. Es una de tantas palabras manipuladas de la Nueva Era. Lo que si existe son Los Ciclos: un día, un mes, una estación son ciclos y un una vuelta al sol, un año, también. Nuestros ciclos planetarios están ligados a su vez a los ciclos cósmicos y estos tienen evidentemente una influencia sobre nosotros. Los momentos de cambio de ciclo, como los solsticios y los equinoccios son momentos que sí funcionan como portales tal y como nos han enseñado las tradiciones milenarias del planeta.

La ascensión no existe como tal ya eres un Ser Divino y completo 

Todo en el Universo es un centro en si mismo, no existe arriba y abajo, no se puede utilizar el concepto de «ascender» porqué no existe, es un concepto perverso. Mientras creas que tienes que ascender o que el planeta tiene que ascender a alguna otra dimensión estarás atrapado en tu limitación, negando tu divinidad y la de la Tierra. Todas las enseñanzas espirituales más importantes de la Tierra dicen que tienes que ir hacia el centro, a tu interior. Lo único que puedes hacer es tomar consciencia de esa realidad y entrar en lo que se llama “el recuerdo de Si“ porque la información de tu origen divino permanece intacta.

Las meditaciones grupales deben enfocarse en la oración y en el rezo consensuado

Cuando rezas no hay terceros entre tu y Dios es tu voluntad activa, y en ese estado tu intención está protegida, sin intermediarios. Es un acto de voluntad en vertical, directo. Cuando te reúnes con un grupo o en red a una meditación a nivel global en pro de una «buena intención» no estás en la energía de la oración directamente con Dios, sino en un espacio horizontal en el que cedes tu voluntad a quién dirige y pierdes sin saberlo tu identidad y autoridad. Debes saber que estas «meditaciones» horizontales crean un Egrégor fácil de dominar y dirigir.

No puedes salvar a la Madre Tierra: solo trata de no ensuciarla

Madre Tierra es una consciencia infinitamente superior a ti, es la Divinidad, si lo que pretendes es salvar a la divinidad estás en la soberbia y en la ignorancia, quitándole la autoridad y el poder que tiene. Bendice el hecho de que Madre Tierra te cuide, te proteja, te nutra y te sostenga y simplemente trata de no ensuciarla.  Pero cuidado: no solo los productos químicos y los plásticos ensucian, también tus pensamientos, tus emociones, el odio por ejemplo. Respeta la Naturaleza y bríndale tu amor.

No puedes salvar a la Humanidad: solo puedes salvarte a ti mismo

Salvar a la humanidad no es tu responsabilidad pero si es tu responsabilidad salvarte a ti, convertirte en un ser despierto humano-divino. Lo mismo: solo puedes influir en la paz mundial si pones paz en tu corazón. Cada ser conoce el propósito de su encarnación y está sujeto al libre albedrío, ¿quién eres tu para juzgar lo que el alma del otro debe o no debe experimentar? deja tu postulado de «Salvador», cámbiate a ti, sana tus heridas y ayudarás a cambiar el mundo y a los demás.

Cuando medites solo o en grupos reducidos hazlo desde tu autoridad

Tener autoridad sobre uno mismo significa tener la consciencia de que eres un Ser Espiritual encarnado en un Cuerpo. Puedes pensar que es así pero no sirve, tienes que haberlo vivido y sentido en tu corazón. Tu consciencia es tuya y por lo tanto tienes que hacerte responsable de lo que tu eres, y si tu no lo haces nadie lo va hacer por ti. La expresión de la autoridad queda dicha en el la afirmación: YO SOY. Más allá del Yo Soy no hay nada.

La Madre Tierra es tu referencia numero uno

Aunque seas una persona muy espiritual con tendencia a contactar con los planos de luz, el mundo angélico, los maestros ascendidos, los médicos del cielo etc. tu referencia debería ser siempre tu cuerpo y el cuerpo del cual procedes: la Naturaleza y La Madre Tierra. Deberías conectarte a menudo a la Tierra, enraizarte, porque ella tiene el patrón original de la frecuencia de vida. Ella sabe lo que necesitas y te va a permitir que te conozcas y actives así tus centros del instinto, la supervivencia y el poder y para dejar de ser alguien influenciable. Si estás en sintonía y conexión con la Tierra sabrás siempre lo que es bueno para ti y para el bien común y podrás contagiar de buenas vibraciones a las personas de tu alrededor.

El movimiento de la Nueva Era (La New Age) está dirigido

Siento darte esta noticia pero es así, el mundo espiritual que tanto promulga la Nueva Era es una moda y un pasatiempo en tanto que te distrae, te lleva a consumir y a evadirte de la realidad terrenal y de tus responsabilidades. El mundo espiritual y el despertar de la consciencia debe servirte para buscar la verdad, tu verdad y la del origen del Ser Humano. Y no olvides que ese despertar es un proceso interior que solamente lo puede llevar a cabo uno mismo, es un proceso individual no grupal ni global.